31 de julio de 1944. Tiempo despejado y calmo, sin apenas viento. Aeródromo de Bastia-Borgo en Córcega. Despega un caza Lockheed P-38F-5B Lightning del Groupe de Chasse II/33 de la Armée de l’Air para efectuar una misión de reconocimiento fotográfico rumbo a Grenoble. A sus mandos, el escritor Antoine de Saint-Exupéry. Nunca más regresó. Un misterio que se abrió desde entonces y que terminó solo en parte cuando, en mayo de 2000 un experto logró identificar los restos del avión cerca de la isla de Riou, ante la costa de Marsella.
Muchas fueron las interrogantes que se plantearon en su desaparición. ¿Un error de navegación en un piloto veterano como él, por mucho que se cuestionaran sus capacidades? ¿Una improbable tormenta? ¿Un arranque agudo de sinrazón en medio de la depresión que lo atormentaba? ¿ La propia dificultad a la hora de pilotar un avión pesado y agresivo como aquél, poderoso y rapidísimo, pero exigente con un piloto medio? Nada de ello fue la causa más convincente y nada ha podido aclararse desde entonces, ni siquiera cuando un piloto alemán de la Luftwaffe, Horst Rippert, declaró en 2008 que había derribado un Lightning en aquella fecha, aunque no existan documentos y registros que lo puedan corroborar. Tan solo sabemos que con mucha probabilidad, Saint-Exupéry falleció aquel día, sobre todo desde que en 1998 un brazalete de plata con el nombre de Saint-Exupéry y de su esposa fue encontrado por un pescador.
Que más nos da. Lo que nos sigue quedando en nuestro recuerdo de lector infantil, en nuestro recuerdo de lector juvenil que quiere sentirse adulto y en nuestro recuerdo de lector adulto que quiere volver a ser niño al leer El Principito es esa frase tan misteriosa como su vida y como su muerte. «Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad». Es una ventaja que tienen los buenos escritores, que siempre quedan vivos en cuanto alguien lee su mejor obra. Vivos en azul, cielo limpio de ese que siempre nos imaginamos cuando soñábamos que volábamos de niños. Libros y aviones…
Vivo queda pues, más que de ninguna otra forma hoy, que cumplimos setenta años de su desaparición…
Especificaciones Lockheed P-38F-5B Lightning:
Origen: Lockheed Aircraft Company
Planta motriz: Dos motores lineales de 12 cilindros en V Allison V-1710-89/91, sobrealimentados con turbocompresores de doble etapa y refrigerados por líquido, de 1.425 hp de potencia máxima unitaria al despegue.
Dimensiones: Envergadura: 18,85 m. Longitud: 11,53 m. Altura: 3,91 m.
Pesos: Vacío: 5.614 kg. Máximo al despegue: 9.206 kg.
Prestaciones: Velocidad máxima: 647 km/h. Velocidad de crucero: 402 km/h. Régimen de ascenso: 937,52 m/min. Techo de servicio: 12.190 m. Alcance medio: 560 km.
Armamento: Ninguno.
Tripulación: 1.
Bibliografía consultada:
Gunston, B. (1986). Guía Ilustrada de cazas y aviones de ataque aliados de la Segunda Guerra Mundial (II). Barcelona: Ediciones Orbis.
http://www.antoinedesaintexupery.com/