Terribles son las noticias que vuelven a ensombrecer la hermosa rutina diaria de la aviación. Sin haber sabido aún qué le ha sucedido al vuelo MH370 de Malaysia Airlines, donde el oneroso peso de la actualidad va dejándolo poco a poco en el olvido y manteniéndolo como un extrañísimo enigma, de las que suceden en lugares remotos y del que aún no han podido extraerse conclusiones, hemos sabido del accidente de otro Boeing 777-200ER de esta compañía sobre espacio aéreo ucraniano. A las 14:15 horas (GMT) del 17 de julio, el Boeing 777-2H6/ER con matrícula 9M-MRD y 298 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación, y que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur, desapareció de los radares. Minutos más tarde, el enorme birreactor se estrelló contra el suelo en Grabovo (Ucrania) cerca de la frontera con Rusia. Las primeras imágenes ya nos permitían saber que la posibilidad de encontrar supervivientes era totalmente nula.
Inmediatamente surgió la posibilidad, cada vez más contrastada y respaldada por las autoridades aeronáuticas, militares y civiles, de que el avión ha sido derribado por un misil disparado desde tierra. ¿Pero quien ha apretado el gatillo? Continue reading