Super Étendard y Exocet: binomio letal en Malvinas (y II)

4 de mayo de 1982. Augusto Bedacarratz y Armando Mayora lanzan los mortíferos Exocet desde sus Super Étendard en busca de su objetivo: el HMS Sheffield

4 de mayo de 1982. Augusto Bedacarratz y Armando Mayora lanzan los mortíferos Exocet desde sus Super Étendard en busca de su objetivo: el HMS Sheffield

Hablábamos en el anterior post sobre el tema de los condicionantes previos, contexto y desarrollo del conflicto de las Malvinas antes de la entrada operativa del Exocet. Gran Bretaña, decidida a recuperar aquel remoto archipiélago a cualquier precio por razones de prestigio internacional, pero también geoestratégicas y económicas, había arrinconado a la Flota Argentina tras el contundente hundimiento del ARA General Belgrano. Los argentinos contaban con una sola baza para mantener en su poder el territorio: la aviación, que desesperadamente trataba de rechazar la flota de invasión que inexorablemente se dirigía a aquel remoto paraje. Con la moral bajo mínimos y la necesidad de dar un golpe que reforzara la confianza y que vengara el hundimiento del Belgrano, era el momento, de sacar a la luz el último cartucho que quedaba disponible a los militares australes: el sistema de armas Super Étendard/Exocet

El Exocet entra en escena

Un Super Étendard en su área de dispersión de la Base de Punta del Indio, a punto de despegar. Este ejemplar (A-209) fue suministrado por Francia a la conclusión del conflicto (Fuente: Martín Otero)

Un Super Étendard en su área de dispersión de la Base de Punta del Indio, a punto de despegar. Este ejemplar (A-209) fue suministrado por Francia a la conclusión del conflicto (Fuente: Martín Otero)

Dijimos anteriormente que los franceses habían embargado el suministro de material bélico a Argentina, principalmente respecto a los Super Étendard y sus respectivos Exocet, de los que los argentinos habían recibido tan solo cinco de los catorce ejemplares pedidos, y sin estar de hecho plenamente operativos. Aparte de la dificultad del embargo en sí, verdaderamente se trataba de una importante falta de previsión por parte de los albicelestes. Sin embargo, a mediados del mes de abril, los técnicos de la Armada Argentina fueron capaces de poner en servicio el sistema de armas, aún sin tener completa seguridad de que iba a funcionar. Aérospatiale había retirado, como hemos dicho, toda su asistencia técnica debido al embargo de la CEE (aunque algunas fuentes apuntan a que algunos técnicos franceses se quedaron algún tiempo ayudando a los argentinos). Sea como fuere, los argentinos tuvieron listas en dos semanas tácticas de combate y perfiles de vuelo aconsejables, incluyendo las posibilidades de intercepción del sistema SAM Sea Dart que llevaban los británicos en sus unidades de superficie. Tampoco es descartable la asistencia israelí para solucionar los problemas de interfaz entre el avión y el misil.

El famoso Super Étendard A-202 muestra el AM.39 Exocet montado en el plano, acompañado por un misil R.550 Magic. Para equilibrar el aeroplano durante el vuelo, montaba un tanque de combustible en el plano izquierdo (Fuente: Sergio García Pedroche)

El famoso Super Étendard A-202 muestra el AM.39 Exocet montado en el plano, acompañado por un misil R.550 Magic. Para equilibrar el aeroplano durante el vuelo, montaba un tanque de combustible en el plano izquierdo (Fuente: Sergio García Pedroche)

Los mecánicos argentinos activaron a cuatro de los cinco Super Étendard disponibles, dejando al quinto como fuente para repuestos debido al embargo, y los adscribieron a la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque de la Tercera Escuadra Aeronaval. Los pilotos de los nuevos cazabombarderos practicaron constantemente en operaciones a baja altura y silencio radio, así como reportajes en vuelo con los cisternas KC-130H Hercules. Además, se efectuaron tácticas de ataque con los destructores argentinos de la clase 42 británica (y similares a los de las escoltas de los portaaviones británicos) ARA Hércules y ARA Santísima Trinidad. Básicamente el ataque, efectuado por parejas, tendría que adaptarse a las características específicas del sistema de armas. Precisamente por la reducción de sus performances en caso de vuelo a baja altura, del radar embarcado Agave, obligaba a los aviones a acercarse mucho al objetivo marcado.

Cartel publicitario del radar Thomson-CSF Agave (Fuente: interdefensa.argentinaforo.net)

Cartel publicitario del radar Thomson-CSF Agave (Fuente: interdefensa.argentinaforo.net)

Considerando que la primera serie del AM.39 contaba con un alcance de aproximadamente 40/50 km (versión exportación), desde el momento de la detección de un blanco por parte del Agave hasta el momento del lanzamiento del misil, la distancia entre la aeronave lanzadora y el blanco se acota varios kilómetros impidiendo así utilizar el misil a su máximo alcance y disponer de una distancia de seguridad más amplia tanto para la aeronave lanzadora como incluso para que el propio misil cumpla todas las fases de navegación, localización del blanco y ataque. Tengamos presente que el misil requiere de una serie de datos previo al lanzamiento que deben ser incorporados por el piloto de modo manual; así el procedimiento de lanzamiento del Exocet insume no menos de minuto y medio como mínimo, tiempo suficiente para que la distancia entre el lanzador y el blanco se reduzca casi 20 kilómetros.

Para la operación, los dos Super Étendard contaban con la asistencia de un avión cuya asistencia era fundamental para la consecución de los objetivos marcados. Se trataba del avión de patrulla marítima y guerra antisubmarina Lockheed SP-2H Neptune. Ya muy veteranos y baqueteados y carentes de repuestos en durante el conflicto de Malvinas, la Escuadrilla Naval de Exploración contaba con dos Neptune operativos, los SP-2H 0708/2-P-1120707/2-P-111, gracias al buen hacer de los mecánicos de la unidad. A partir del 23 de marzo de 1982 y dentro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur comienzan los vuelos de exploración anti-superficie como de búsqueda y rescate, desde la base operativa de Río Grande.

Uno de los SP-2H Neptune de la Armada Argentina. El COAN (Comando Aeronaval Argentino) contó con estos aviones desde finales de los 50 para tareas de Patrulla Marítima y Guerra Antisubmarina, pero en 1982 se encontraban al final de su vida útil. Este ejemplar (0708/2-P-112) localizó al HMS Sheffield el 4 de mayo de 1982.

Uno de los SP-2H Neptune de la Armada Argentina. El COAN (Comando Aeronaval Argentino) contó con estos aviones desde finales de los 50 para tareas de Patrulla Marítima y Guerra Antisubmarina, pero en 1982 se encontraban al final de su vida útil. Este ejemplar (0708/2-P-112) localizó al HMS Sheffield el 4 de mayo de 1982.

El primer operativo real de los nuevos Super Étendard se produjo el 2 de mayo, cuando dos de ellos prepararon un ataque conjunto con los A-4Q embarcados en el ARA Veinticinco de Mayo, pero la operación fue abortada debido al torpedeamiento del General Belgrano.

A las 05:07 horas del día 04 de mayo de 1982 despegó de Río Grande el Neptune SP-2H 0708/2-P-112 con 11 tripulantes rumbo a las Islas Malvinas para efectuar un vuelo de exploración. En la posición 53° 4´Lat. S 58° 1´ Long. O se detectó la presencia de unidades de superficie,  a las 07:10 horas, identificando el receptor AN/ALR 8 las emisiones de banda D de un radar Type 965 perteneciente a naves británicas. Se informa esta novedad al Comando de Aviación Naval, ordenándose el alistamiento de los Super Étendard equipados con los misiles AM.39 Exocet. Al mismo tiempo se dispuso que el SP-2H mantuviera el contacto con la formación naval inglesa, para confundir y evitar la identificación. Una nueva marcación se obtuvo a las 08.43 horas y siendo las 09.20 el radar quedó inoperativo. Tras una ardua tarea de la tripulación se logró poner en funcionamiento, gracias a lo cual fue posible determinar que sobre la posición 52° 33´ S – 57° 40¨ O se encontraba navegando la formación enemiga.

El destructor HMS Nottingham (D91) perteneciente a la clase 42 navegando. Obsérvese los lanzadores de proa de los Sea Dart (Fuente: military-today.com)

El destructor HMS Nottingham (D91) perteneciente a la clase 42 navegando. Obsérvese los lanzadores de proa de los Sea Dart (Fuente: military-today.com)

Los objetivos marcados por el Neptune eran el portaaviones HMS Hermes y, en misión de descubierta radar (picket radar), el destructor de la clase 42 HMS Sheffield, que daba nombre a la clase. Con un desplazamiento estándar de 3.150 toneladas (4.150 a plena carga), estos buques disponían de modernos sistemas de contramedidas electrónicas, radar de vigilancia Tipo 965M y de alerta temprana. Estaban además equipados, como armamento antiaéreo, con un lanzador SAM doble para 20 misiles GWS-30 Sea Dart, acompañados de cuatro montajes dobles de 30 mm y cuatro sencillos de 20 mm. Como los portaaviones británicos carecían de sistema de alerta temprana embarcada (AEW), tras la retirada de sus Fairey Gannet, los navíos de escolta debían actuar en misiones de descubierta radar para localizar aviones que intentaran atacar a la fuerza operativa.

A las 08.45, despegaron de la Base Aérea de Río Grande dos Super Étendard con matrículas 3-A-202 y 3-A-203, armados con un AM.39 Exocet cada uno y pilotados por el capitán de navío Augusto Bedacarratz y el teniente de fragata Armando Mayora. A las 10.04 recibieron combustible de un cisterna KC-130H y continuaron volando a baja altura, ayudados por sus sistemas de navegación inercial a pesar de la baja visibilidad, para eludir los radares británicos.

Los pilotos: Bedacarratz y Mayora

Completamente indetectados aún, los dos Super Étendard ascendieron a 40 metros para que el radar Agave detectara los blancos, pero en vano y volvieron a descender a quince terroríficos metros de altura sobre las frías aguas del Atlántico Sur. 45 kilómetros más adelante volvieron a ascender y esta vez el Agave detectó los ecos de cuatro unidades de superficie, una grande, dos medianas y una pequeña. Mayora y Bedacarratz introdujeron las coordenadas de los blancos que les proporcionaba el radar en los respectivos calculadores de ambos misiles y seguidamente los dispararon, a las 11,04 horas y a 35 kilómetros del objetivo. Inmediatamente, efectuaron un rápido giro de 180 grados y se dirigieron a casa, acelerando al máximo sus Atar.

En ese momento, el radarista a bordo del Sheffield detectó instantáneamente la proximidad de un avión. Pocos minutos después el temible ingenio metálico se les echó encima. El Exocet abrió una gran brecha en el costado de estribor del buque de tres metros de alto por algo más de un metros de ancho, a la altura de la sala de control de la nave. Aunque la carga explosiva no llegó a detonar, el combustible del motor del misil se desparramó, provocando un pavoroso incendio, empeorado por la propia destrucción de la sala de control y por la cantidad de materiales inflamables empleados en la construcción del navío, como aluminios y plásticos. Los incendios, incontrolados, devoraron el agonizante destructor, que se hundió seis días más tarde.

Esta impresionante imagen nos permite conocer los daños ocasionados por el Exocet en las entrañas del Sheffield, teniendo en cuenta que el misil no llevó a detonar

Esta impresionante imagen nos permite conocer los daños ocasionados por el Exocet en las entrañas del Sheffield, teniendo en cuenta que el misil no llevó a detonar

Pero el segundo Exocet continuaba en dirección a su objetivo: el HMS Hermes. En esta ocasión sin embargo los británicos tuvieron más suerte. El misil, desorientado posiblemente por las contramedidas, pasó muy cerca de la fragata HMS Yarmouth y, tras agotar su combustible, terminó hundiéndose en el mar.

Argentina conseguía así una enorme victoria táctica, pero sobre todo moral sobre los pasmados ingleses, y, algo muy importante, un restablecimiento de la confianza en sus fuerzas armadas. La aviación argentina demostraba ser un rival de peso y los británicos habrían de cambiar obligatoriamente sus tácticas.

Armeros argentinos se disponen a montar uno de los Exocet en el plano del Super Étendard, en la Base de Río Grande

Armeros argentinos se disponen a montar uno de los Exocet en el plano del Super Étendard, en la Base de Río Grande

El día 15 hubo que retirar del servicio los aviones de reconocimiento Neptune por su antigüedad y por falta de piezas de repuesto, lo que dejó a la nación austral sin «ojos» más allá de las Malvinas. Sin los vetustos Neptune y tras probar sin éxito a los Grumman S-2ATracker en esta tarea, los argentinos iban a vérselas moradas al tratar de encontrar objetivos para los tres Exocet aún disponibles. Los ingleses, por otro lado, se aseguraron, a partir de entonces, de que las sorpresas con estos misiles iban a ser las precisas, manteniendo siempre en vuelo a los temibles Sea Harrier a baja altura para proteger a los preciados portaaviones. Una ingeniosa medida ideada por los argentinos fue el plotear ininterrumpidamente sobre una carta de navegación todos los puntos de los ecos emitidos por los Harrier y que detectaba el radar AN/TPS-44 de defensa aérea local en Puerto Argentino (Port Stanley). Con ese rudimentario método, los argentinos podían calcular aproximadamente donde podrían estar los portaaviones, simplemente porque los Harrier tenían que estar próximos a ellos.

Dos Super Étendard listos para iniciar una de las misiones desde el continente. Podría tratarse de la que acabó con el Atlantic Conveyor

Dos Super Étendard listos para iniciar una de las misiones desde el continente. Podría tratarse de la que acabó con el Atlantic Conveyor

El 25 de Mayo de 1982, día nacional de los argentinos, dos Super Étendard (matrículas 3-A-204 y 3-A-205 y pilotados por el teniente de navío Julio Barraza y el capitán de corbeta Roberto Curovilic respectivamente), efectuaron un nuevo ataque. Estimando que el grueso de la fuerza operativa se encontraba a unos 200 kilómetros al NE de Port Stanley, los aviones, tras abandonar el continente y efectuar un reportaje en vuelo, se dirigieron al este y luego giraron hacia el sur, volando a más de 1.000 km/h a una altura de diez metros sobre el mar. No apto para corazones débiles. Posteriormente treparon para poner a trabajar el Agave y éste volvió a indicarles la presencia de dos grandes barcos y uno más pequeño: el Hermes estaba de nuevo a tiro. Así que ambos pilotos marcaron las coordenadas obtenidas en el ordenador del misil y los dispararon. En esos momentos, la fragata HMS Ambuscade realizaba tareas de contramedidas electrónicas y detectó el eco del funcionamiento de los radares Agave, dando la alarma a toda la flota. Inmediatamente, los técnicos de la Navy, utilizando sus contramedidas, interceptaron la señal y desviaron los dos misiles. Uno de ellos cayó al mar, pero el otro consiguió fijar el blanco en el transporte logístico (realmente era un buque portacontenedores) de 15.000 toneladas Atlantic Conveyor, que navegaba cerca del escurridizo portaaviones y que carecía de contramedidas electrónicas. Albergaba en sus entrañas gran cantidad de valioso material: cuatro CH-47 Chinook del 18º escuadrón de la RAF, ocho Westland Wessex de la 848º Escuadrilla Aeronaval y diverso material logístico prioritario: bombas de racimo, repuestos para los valiosos Harrier y materiales para construir una pista improvisada en East Falkland.

Un Harrier sobrevuela al buque portacontenedores SS Atlantic Conveyor propiedad de la compañía Cunard. La saturación de operaciones en los portaaviones británicos obligó en ocasiones a utilizar a este barco como portaaeronaves auxiliar (fuente: www.nickmessinger.co.uk).

Un Harrier sobrevuela al buque portacontenedores SS Atlantic Conveyor propiedad de la compañía Cunard. La saturación de operaciones en los portaaviones británicos obligó en ocasiones a utilizar a este barco como portaaeronaves auxiliar (fuente: www.nickmessinger.co.uk).

El Exocet perforó la cubierta y entró en la bodega del barco, explosionando a continuación y provocando un gravísimo e incontrolable incendio que terminó por hundirlo. La pérdida del buque supuso un duro golpe logístico para la Royal Navy. El navío se utilizaba como pista de vuelo cuando las cubiertas de vuelo del Hermes y el Invincible se encontraban saturadas y, además, se perdió casi todo el material que transportaba, a excepción de uno de los Chinook, que milagrosamente se encontraba en el aire en el momento justo del ataque. Ya solo le quedaba a Argentina su último cartucho: el quinto y último de los Exocet disponibles. Para ello preparó cuidadosamente el ataque con fecha prevista el 29 de mayo, aunque finalmente se retrasó para el día siguiente. Lo componían dos Super Étendard, cuatro A-4 Skyhawk de la Fuerza Aérea y dos cisternas KC-130H. Uno de los Super Étendard portaba el misil mientras que el otro serviría como radar de reserva una vez armado el ingenio. Tras el despegue conjunto y cincuenta minutos de vuelo sin novedades, se efectuó el reportaje a 6.000 metros. Después se procedió al descenso a cotas bajísimas para evitar las defensas radar, metidos en chubascos. Se repitió el proceso: los cazabombarderos franceses treparon y activaron sus Agave hasta que les señaló un blanco. Inmediatamente activaron el misil y lo lanzaron, dando media vuelta. Sin embargo, los cuatro Skyhawk siguieron al Exocet en su mortífera trayectoria tal como estaba previsto. Dos fueron derribados por los Sea Dart de la antiaérea pero los pilotos de los otros dos declararon haber visto el impacto del Exocet sobre el Invincible, rodeado de humo, y al que también lanzaron sus bombas de caída libre. Según los británicos, los Skyhawk habían atacado realmente a la fragata HMS Avenger y no al portaaviones, y el Exocet había sido desviado de su trayectoria por las contramedidas, tras lo que agotó su combustible y se estrelló en el mar. De cualquier modo, no quedó al cien por cien definido la naturaleza y desenlace de los impactos y continúa viva la controversia.

Otra imagen de las graves averías producidas en el casco del agonizante HMS Sheffield. Los materiales de construcción utilizados empeoraron los incendios y terminaron por hundir el navío.

Otra imagen de las graves averías producidas en el casco del agonizante HMS Sheffield. Los materiales de construcción utilizados empeoraron los incendios y terminaron por hundir el navío.

En cualquier caso, sin Exocet que lanzar, la Armada decidió retirar la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque y sus Super Étendard del teatro de operaciones. A pesar de sus propiedades como cazabombardero y la opción de utilizarlos en ataques a las cabezas de playa consolidadas por los británicos, quizá prefirieron reservar su mejor sistema de armas ante las cada vez más remotas posibilidades de alcanzar la victoria final, viendo las pérdidas que sufría la Fuerza Aérea a manos de los SAM y los temibles Harrier. No fue sin embargo el único ingenio Exocet lanzado durante la guerra. Los argentinos extrajeron dos contenedores-lanzadores de sendos misiles MM.38 de la corbeta ARA Guerrico y se las ingeniaron para adaptarlos a una plataforma de montaje en un camión (llamada ITB), efectuar las correcciones electrónicas necesarias y trasladarlos a Malvinas en secreto. En la madrugada del 12 de junio de 1982, uno de los MM.38 disparados por este medio alcanzó a la fragata de la clase 21 HMS Glamorgan, produciéndole tan graves averías que tuvo que retirarse.

Montaje ITB para el lanzamiento de los MM.38 Exocet desde bases terrestres y que logró hacer blanco en la fragata HMS Glamorgan

Montaje ITB para el lanzamiento de los MM.38 Exocet desde bases terrestres y que logró hacer blanco en la fragata HMS Glamorgan

A pesar de los suministros entregados por Israel y la asistencia, en la medida de sus posibilidades, de la aviación peruana, uruguaya y ecuatoriana, los argentinos no tenían posibilidades de recibir más Exocet. Verdaderamente era el único sistema de armas que podría haber dado la victoria a Argentina, porque hundir o dañar seriamente a los dos portaaviones, de los que los británicos dependían absolutamente habría cambiado el curso de esta guerra, quizá la última colonial de la historia, con un remoto archipiélago en el Atlántico Sur como testigo.

A la corta o a la larga, las lecciones aprendidas durante el conflicto llevó al desarrollo de nuevas estrategias y sistemas, como el mejoramiento de los perturbadores de radar y la mejora de sistemas de misiles antimisiles y de sistemas de defensa cercana (CIWS o sistema de armamento de proximidad) como el cañon norteamericano Phalanx o el español Meroka. Para la Royal Navy en particular, y a instancias de las lecciones aprendidas, supuso una renovación de sus activos. Potenció el armamento antiaéreo y se deshizo de los buques que no habían cumplido satisfactoriamente su papel. Es significativo, además, que el portaaviones HMS Illustrious, gemelo del Invincible y que se dirigió a las Malvinas a la finalización del conflicto para sustituirlo, contó en su grupo embarcado con dos helicópteros Westland SeaKing modificados para poder llevar sendos radares Thorn Emi Seachwater y disponer así de una alerta temprana contra objetivos a baja cota.

Anónimos aviadores iraquíes posan delante de su Super Étendard (uno de los cinco alquilados a Francia). La efectividad de este sistema de armas motivó que otras naciones desearan añadirlo a sus arsenales, como Iraq en su guerra con su vecino iraní.

Anónimos aviadores iraquíes posan delante de su Super Étendard (uno de los cinco alquilados a Francia). La efectividad de este sistema de armas motivó que otras naciones desearan añadirlo a sus arsenales, como Iraq en su guerra con su vecino iraní.

Para Argentina se abría un nuevo periodo de dolor, por las vidas perdidas, de crisis y de frustración, pero sobre todo de añoranza. Un sentimiento de pérdida así como de la nostalgia por lo que ya no fueron, de impotencia por no poder estar donde en un momento estuvieron. Me consta que el tiempo transcurrido aún no lo ha cerrado, leyendo las manifestaciones y representaciones del arte o las conmemoraciones en aquel querido país austral, aunque aquella Mano de Dios y el Mejor gol del siglo en aquel Mundial de México de 1986 supusiera al menos un bálsamo de venganza ante la Pérfida Albión…

Recreación pictórica de los protagonistas del ataque al HMS Sheffield: Neptune y Super Étendard protagonizaron una misión de auténtico "manual" y dejaron boquiabiertos a medio mundo

Recreación pictórica de los protagonistas del ataque al HMS Sheffield: Neptune y Super Étendard protagonizaron una misión de auténtico «manual» y dejaron boquiabiertos a medio mundo

Especificaciones (Exocet AM.39)

  • Origen: Aérospatiale.
  • Planta motriz: Dos propulsores de propergol sólido: Propulsor Cóndor (2 segundos de encendido) + cohete Helios (150 s de encendido).
  • Dimensiones: Longitud: 4,69 m. Diámetro: 35 cm
  • Peso: 670 kg
  • Cabeza de Combate: 165kg HE de fragmentación con una espoleta de proximidad y de retardo.
  • Sistema de guia: Inercial giroscópico en la primera fase del vuelo, radar activo ESD ADAC en banda X para puntería en el tramo final (homing). Ordenador de a bordo con sistema digital avanzado automatizado de análisis de señales.
  • Prestaciones: 0,93 Mach (315m/s).

Bibliografía consultada:

Crosby, F. (2007). The World Encyclopedia of Bombers. London: Anness Publishing Ltd.

Spick, M. Ripley, T. (1992) The New Illustrated Guide to Modern Attack Aircraft. London: Salamander Books Ltd.

Bendala, F. Martín, M. Pérez-Seoane, S. (1985). La campaña de las Malvinas. Madrid: Editorial San Martín.

Rello, S. (1989). Harrier. Valladolid: Quirón Ediciones.

JGS (2012). Guerra de las Malvinas. 30 Aniversario. En: Avión Revue, n.358, abril 2013, pp. 54-61.

Villarino, E. (1985). Exocet. Buenos Aires: Editorial Abril.

Chant, C. (2001). Air War in The Falklands 1982. Oxford: Osprey Publishing Ltd.

Arbeletche, P. (2003?), Escuadrilla aeronaval de Exploración. En: Historia y arqueologia marítima. Disponible en: http://www.histarmar.com.ar/Armada%20Argentina/AviacionNaval/EscAExploracion.htm

Marduk28 (2012). Misil antibuque Exocet francés. En: Aquellas armas de guerra. Disponible en: http://aquellasarmasdeguerra.wordpress.com/2012/01/16/misil-antibuque-exocet-frances/

Interdefensa (2013). La historia del radar Agave. En: Interdefensa. Foro de debate de defensa e historia militar. Disponible en: http://interdefensa.argentinaforo.net/t6119-la-historia-del-radar-agave

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3 thoughts on “Super Étendard y Exocet: binomio letal en Malvinas (y II)

  1. Una muestra de que ingenio y bravura pueden contra el imperio del dinero.

    Grandes esos misilazos, podríamos hablar aquí de «aviación de guerrilla», ¿no creen?, los anglo-sionistas, después de 300 años vendiendo armas y financiando guerras, probaron su propia medicina.

  2. Pingback: “Malvinas 1982” de David Díaz Cabo - Tradición Viva

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