Antoine de Saint-Exupéry: sueños de aviación al encuentro de «El principito» en el desierto

Antoine de Saint-Exupéry se apoya pensativo en el maltrecho fuselaje de su Caudron tras ser rescatado. Concluía ahí su intento de récord a Vietnam, pero surgía una de las obras cumbre de la literatura universal

Antoine de Saint-Exupéry se apoya pensativo en el maltrecho fuselaje de su Caudron tras ser rescatado. Concluía ahí su intento de récord a Vietnam, pero surgía una de las obras cumbre de la literatura universal

«Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que calman la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber. – ¿Por qué vendes esto? -Dijo el principito. – Es una gran economía de tiempo – replicó el comerciante. – Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana. – ¿Qué se hace con estos cincuenta tres minutos? – ¡Se hace lo que cada uno quiera! -Yo, -dijo el principito – si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría lentamente hacia una fuente».

(El Principito)

Viaje al desierto, vida en el aire. Decepción en tierra. Sueños e ilusión sobre las nubes. Fue Saint-Exupéry un enamorado de la aviación, uno de aquellos pioneros que consolidaron una de las aventuras más fascinantes que haya podido desarrollar el ser humano…

Creo que tuvo dos vías para manifestar sus sentimientos, para sentirse feliz y expresar en justicia sus capacidades. Una fue la escritura. Su obra es mundialmente reconocida y toda su producción lo ha elevado directamente a la cota de los autores que todo lector reconoce generación tras generación. La otra es la aviación. Amargas decepciones y frustraciones a veces le aportó, al ser tachado de aviador aficionado, incluso de mediocre piloto. Vio como su sueño de la Aéropostale desaparecía tras la crisis de principios de los años treinta. A punto estuvo de perder la vida en varias ocasiones en varios accidentes, y finalmente desapareció…para volar más alto, sobre las costas de Córcega en un día de julio de 1944, a los mandos de su P-38 Lightning en misión de reconocimiento. Pero era su pasión desde el principio, y claro está que a veces, al mezclar ambas pasiones, podrían surgir las obras imperecederas. Tinta y aviación ¿Sucedió así con El Principito?

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70 años de la desaparición de Saint-Exupéry

Saint-Exupéry subiendo a la cabina de su P-38 Lightning

Saint-Exupéry subiendo a la cabina de su P-38 Lightning

31 de julio de 1944. Tiempo despejado y calmo, sin apenas viento. Aeródromo de Bastia-Borgo en Córcega. Despega un caza Lockheed P-38F-5B Lightning del Groupe de Chasse II/33 de la Armée de l’Air para efectuar una misión de reconocimiento fotográfico rumbo a Grenoble. A sus mandos, el escritor Antoine de Saint-Exupéry. Nunca más regresó. Un misterio que se abrió desde entonces y que terminó solo en parte cuando, en mayo de 2000 un experto logró identificar los restos del avión cerca de la isla de Riou, ante la costa de Marsella.

Muchas fueron las interrogantes que se plantearon en su desaparición. ¿Un error de navegación en un piloto veterano como él, por mucho que se cuestionaran sus capacidades? ¿Una improbable tormenta? ¿Un arranque agudo de sinrazón en medio de la depresión que lo atormentaba? ¿ La propia dificultad a la hora de pilotar un avión pesado y agresivo como aquél, poderoso y rapidísimo, pero exigente con un piloto medio? Nada de ello fue la causa más convincente y nada ha podido aclararse desde entonces, ni siquiera cuando un piloto alemán de la Luftwaffe, Horst Rippert, declaró en 2008 que había derribado un Lightning en aquella fecha, aunque no existan documentos y registros que lo puedan corroborar. Tan solo sabemos que con mucha probabilidad, Saint-Exupéry falleció aquel día, sobre todo desde que en 1998 un brazalete de plata con el nombre de Saint-Exupéry y de su esposa fue encontrado por un pescador.

Que más nos da. Lo que nos sigue quedando en nuestro recuerdo de lector infantil, en nuestro recuerdo de lector juvenil que quiere sentirse adulto y en nuestro recuerdo de lector adulto que quiere volver a ser niño al leer El Principito es esa frase tan misteriosa como su vida y como su muerte. «Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad». Es una ventaja que tienen los buenos escritores, que siempre quedan vivos en cuanto alguien lee su mejor obra. Vivos en azul, cielo limpio de ese que siempre nos imaginamos cuando soñábamos que volábamos de niños. Libros y aviones…

Vivo queda pues, más que de ninguna otra forma hoy, que cumplimos setenta años de su desaparición…

Lockheed P-38F-5B Lightning nº223. Armée de l´Air. Groupe de Chasse II/33 (42-68223, c/n 422-2734). (Fuente: © Patrice Gaubert / http://www.immadras.com)

Especificaciones Lockheed P-38F-5B Lightning:
Origen: Lockheed Aircraft Company
Planta motriz: Dos motores lineales de 12 cilindros en V Allison V-1710-89/91, sobrealimentados con turbocompresores de doble etapa y refrigerados por líquido, de 1.425 hp de potencia máxima unitaria al despegue.
Dimensiones: Envergadura: 18,85 m. Longitud: 11,53 m. Altura: 3,91 m.
Pesos: Vacío: 5.614 kg. Máximo al despegue: 9.206 kg.
Prestaciones: Velocidad máxima: 647 km/h. Velocidad de crucero: 402 km/h. Régimen de ascenso: 937,52 m/min. Techo de servicio: 12.190 m. Alcance medio: 560 km.
Armamento: Ninguno.
Tripulación: 1.

Bibliografía consultada:

Gunston, B. (1986). Guía Ilustrada de cazas y aviones de ataque aliados de la Segunda Guerra Mundial (II). Barcelona: Ediciones Orbis.

http://www.antoinedesaintexupery.com/