Heinkel He 100: El avión que Hitler regaló a Stalin

Fotografías como ésta, mostrando a He 100D preparándose para el despegue, fueron remitidas en 1940 por el Ministerio de Propaganda alemán, para hacer creer a los aliados de que existían unidades de caza nocturna compuestas por cazas denominados "He 113". Las marcas de unidad son igualmente falsas. (http://www.luftarchiv.de).

Fotografías como ésta, mostrando a aviones He 100D preparándose para el despegue, fueron remitidas en 1940 por el Ministerio de Propaganda alemán, para hacer creer a los aliados de que existían unidades de caza nocturna compuestas por cazas denominados «He 113». Las marcas de unidad son igualmente falsas. (http://www.luftarchiv.de).

Es algo muy real el hecho de que la política crea extraños compañeros de cama, un hecho cierto y fácilmente demostrable, sea la época que sea. Actualmente lo estamos padeciendo demasiado a menudo, y verdaderamente da mucho que pensar sobre la utilidad de ciertas cosas (como probablemente nuestro voto); básicamente, podemos hacernos a la idea de si los ciudadanos somos simples peones de un juego de mesa en el que se dirimen cuitas personales entre la frivolidad del auditorio y sin valorar sus consecuencias. Mirando hacia atrás, parece que no hemos aprendido nada de nada. Pero en fin, posiblemente esas consecuencias las tengan que pagar los que vengan detrás…

Y aunque estas cosas son comunes en los sistemas democráticos, de palabra o de facto, si los protagonistas son dos estados totalitarios, las propias condiciones de los mismos hacen que sea más difícil encontrar un ejemplo. Probablemente el más extraño y antinatural fue el Tratado de No Agresión Mutua que firmaron la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin, en Moscú, el 23 de agosto de 1939. Un pacto, también llamado Pacto Ribbentrop-Mólotov por los dos ministros de Asuntos Exteriores que lo firmaron, y que dejó estupefactas a todas las esferas políticas de mundo.
Y no solo a esas esferas. Porque, a raíz de aquel antinatural tratado, los jerarcas nazis permitieron a los técnicos soviéticos conocer sus más soberbios proyectos tecnológicos. Quizá uno de los más sorprendentes casos de esta incomprensible estrategia de transferencia tecnológica es la que afectó al desarrollo de uno de los más prometedores, soberbios, y a la vez desconocidos proyectos aeronáuticos alemanes: el del caza de alta velocidad Heinkel He 100.

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Aviones de corazón débil: Avro 679 Manchester vs. Heinkel He 177 «Greif»

Son muchísimos los casos a lo largo de la Historia de la Aviación en los que un buen diseño aeronáutico se ve empañado por factores técnicos que lo acompañan: Una mala concepción de la especificación que justifica su fabricación, una decisión política incorrecta o, simplemente, que técnicamente en ese momento ese diseño no está aún preparado para cumplir con garantías su cometido. Como veremos, esta circunstancia no es patrimonio de ninguna fuerza aérea, pero la diferencia está en ser capaz o no de rectificar a tiempo.

Heinkel He 177

Heinkel He 177A-5 del II/KG 40 preparándose para una misión desde su base francesa de Merignac. Obsérvese el giro contrarrotante de ambas hélices (Bundesarchiv).

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¡Lightning derribado! (Heinkel He 112 y el incidente del Río Muluya)

El teniente Miguel Entrena Klett en la cabina del Heinkel He 112B 5-65

El teniente Miguel Entrena Klett en la cabina del Heinkel He 112B 5-65

En 1898 se produjo el primer derribo de una aeronave extranjera por parte del ejército español. Se trataba de un globo cautivo norteamericano emplazado para reconocer las posiciones españolas durante la Batalla de la Colina de San Juan, en la Guerra de Cuba. La segunda (y última) aeronave derribada por España a una potencia extranjera fue precisamente también de origen norteamericano y sucedió en plena Segunda Guerra Mundial, sobre los cielos del Marruecos español. La víctima, un Lockheed P-38 Lightning y el artífice, un Heinkel He 112B.

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Aviación en el cómic: El Gran Duque

 

El Gran Duque, de Yann e Hirault (Norma Editorial)Recientemente recibí de mi «amigo invisible» navideño, un fantástico regalo. Se trataba de dos magníficos libros que deseaba leer con mucho interés desde tiempo atrás. Uno de ellos era una magnífica historia de los Estados Unidos, muy bien documentada y compilada. Y parece que dicho amigo me leyó el pensamiento, porque el segundo libro es uno de los cómics de aviación que más ganas tenía de saborear. Un cómic para adultos, con magníficas dosis de acción, sensualidad, realismo bélico y sobre todo aviones, magníficos y bellos aviones. Su título: «El Gran Duque», de Yann e Hirault (Norma Editorial). La aviación ejerce un efecto místico en gente de todas las generaciones y a lo largo de la historia y los argumentos de aventuras que pueden llegar a ofrecer son infinitos. De entre todos, los aviones que aparecen en esta deliciosa obra gráfica, un verdadero catálogo para cualquier aficionado, me quedaré con uno de los pilotados por el protagonista y que da nombre a todo el cómic. Se trata del fabuloso caza nocturno Heinkel He 219 Uhu (búho en alemán), uno de los mejores aviones de combate de la Segunda Guerra Mundial… Continue reading

El primero a chorro: el Heinkel He 178

Una foto para la historia: el primer reactor del mundo se prepara para su primer vuelo, un 27 de agosto de 1939

Una foto para la historia: el primer reactor del mundo se prepara para su primer vuelo, un 27 de agosto de 1939

27 de agosto de 1939. Un pequeño aeroplano despega del aeródromo de la factoría de Heinkel Flugzeugwerke AG en Rostock-Marienehe. Pilotado por el capitán de la Luftwaffe Erich Warsitz, el avión carece de hélice que lo impulse. ¿La razón? Se trata del primer avión propulsado por un turborreactor de la historia. Salió de la mesa de diseño de unos geniales ingenieros alemanes, Siegfried y Walter Günter, mellizos ellos, y fue financiado por el imperio aeronáutico de Ernst Heinkel. 

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