El Martillo del Japón: Boeing B-29 Superfortress

Recreación pictórica de las Superfortalezas regresando a Iwo Jima, averiadas y con heridos a bordo en muchas ocasiones...

Recreación del aterrizaje de emergencia de una de las Superfortalezas en Iwo Jima, tras cumplir una misión de bombardeo sobre el Japón. La construcción de una pista para este fin en la isla volcánica (a 1.200 km del archipiélago nipón) salvó a muchos B-29 averiados de caer al mar en su regreso a las Marianas (fuente: John Shaw Aviation Art)

En anteriores post hemos tocado de forma tangencial la historia, concepción, desarrollo, historial operativo y legado de este avión. Primaba, en un caso, su valor como ejecutor de una de las armas más terribles que el mundo ha podido ver (Enola Gay). En otro, fue, sin embargo, amable protagonista de una divertida cinta de aventuras Disney. Sin embargo, en esta ocasión vamos a hablar del avión como la gran máquina voladora que era, y no solo como concepto de arma ejecutora, arma disuasoria o como simplemente un gran icono aeronáutico, todo ello en la medida de lo posible, ya que es muy difícil desembarazarnos de esos valores en un avión como éste, el Boeing B-29 Superfortress

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Little Boy, Enola Gay y el Holocausto Nuclear

Atomic_cloud_over_HiroshimaHiroshima: 6 de Agosto de 1945. 08.15 horas. El sonido de las sirenas antiaéreas alarma a los trabajadores que se dirigían a sus fábricas. Los servidores de las baterías japonesas oyen el rugido de motores de aviación aproximándose a la ciudad. Sobre ellos, a 10.000 metros de altura, un bombardero Boeing B-29A Superfortress, bautizado como Enola Gay y pilotado por el Coronel Paul Tibbets lanza sobre la ciudad a Little Boy, una bomba de uranio 235 de 16 kilotones. Cuando se encuentra a 580 metros de altura, la bomba hace explosión, con una potencia equivalente a 12.500 toneladas de TNT. En una millonésima de segundo, la reacción nuclear en cadena elevó la temperatura en el punto de explosión a 3.000 grados centígrados, incinerando automáticamente todo en un radio de cuatro kilómetros. Un viento huracanado comenzó a soplar de fuera adentro, elevando una inmensa seta al cielo. Setenta mil personas acaban de morir instantáneamente y el mundo entra a través de este arco del horror, en la era nuclear… Continue reading