Convair NB-36H Peacemaker: el Pacificador Atómico

Dejando atrás espectaculares estelas de condensación (chemtrails), el Convair NB-36H ejecuta uno de sus vuelos de evaluación.

Dejando atrás espectaculares estelas de condensación (chemtrails), el Convair NB-36H (51-5712) ejecuta uno de sus vuelos de evaluación a gran altura, el 6 de agosto de 1956 (Lockheed Martin).

La concepción que la sociedad tenía de la Energía Nuclear hace sesenta o setenta  años ha cambiado totalmente con respecto a hoy. Las ventajas que la misma ofrecía al ciudadano eran enormes. Barata y casi inagotable, la experiencia de la humanidad con el Átomo ofrecía fantásticas oportunidades para una nueva sociedad de consumo surgida triunfante del fin de la Segunda Guerra Mundial, aunque su puesta de largo, en aquel fatídico 1945 no fuera nada de halagüeña. Para un norteamericano medio, la radioactividad y sus consecuencias no eran todavía un ámbito bien conocido, y por más que pocos años antes dos bombas atómicas hubieran ejecutado a más de doscientos mil japoneses en unos segundos, las consecuencias que pagarían los supervivientes aun estaban empezando a ser estudiadas por los científicos. Tan solo se comprendía que, en la nueva política de bloques surgida tras el conflicto, unos y otros disponían de un arma formidable. La más formidable y mortífera concebida por el ser humano.

Pero, ¿qué podría ser del ser humano si era capaz de domesticar aquel caballo salvaje?. Si la energía era llevada, limpia e inocua al consumidor, las posibilidades en el futuro podrían ser infinitas. En la industria, en el hogar, en el transporte. Por ello, se desarrollaron muchos y muy ambiciosos proyectos alrededor de la Energía Nuclear por parte de las compañías norteamericanas de cualquier índole.

También en el mundo de la aviación se concibió la idea de que una aeronave propulsada por energía atómica podría revolucionar el transporte aéreo de forma radical, y que su aplicación como arma ofensiva o disuasoria, se convertiría en definitiva. Este es el cometido para el que se desarrolló el Convair NB-36H, un gigantesco bombardero experimental que en gran medida justificó su existencia, de una manera u otra, por la del tenebroso poder atómico. Continue reading

Tupolev Tu-4. Ingeniería Inversa para la copia soviética del B-29 Superfortress

Línea de vuelo de bombarderos Tu-4 en la factoría de Kazán (svavia.ru)

Línea de vuelo de bombarderos Tu-4 en la factoría de Kazán (svavia.ru).

Decimos que la Ingeniería Inversa (Reverse Engineering) se basa en tomar un dispositivo mecánico o electrónico para analizar su funcionamiento en detalle, y con el fin de crear un dispositivo o programa que haga la misma o similar tarea sin copiar la original. En el mundo occidental, el intrincado mundo de la tecnología ha creado una oscura red de espionajes industriales para lograr mejorar el producto del vecino. En el campo militar, el poder copiar un producto sin ningún tipo de licencia por parte del fabricante no es, a pesar de algunas excepciones, algo demasiado fácil de llevar a cabo. Demasiados pleitos y demasiados millones en juego. Sin embargo, en otros tiempos, la existencia del bloque comunista relajaba enormemente la dificultad a la hora de copiar un diseño, aunque fuera del otro lado del Telón de Acero. Los conceptos de Licencia de Fabricación y Patente de Producción no eran ideas que durante la Segunda Guerra Mundial los soviéticos tuvieran demasiado en consideración y tenían claro que si no podían conseguir algo por las buenas, lo iban a hacer…por la copia. Continue reading