El avión de la Tragedia de Superga

Esta famosa fotografía muestra sin ningún filtro la brutalidad del impacto, dejando solo la cola reconocible tras la colisión.

Si hay una actividad que afecta, relaciona y condiciona cualquier otro comportamiento o hecho en la sociedad del último siglo es el fútbol. No negaré mi gran afición a él, así que si puede relacionarse con mi otra gran pasión que es la aviación, pues mejor que mejor. Y es que el pasado 4 de mayo se cumplieron años de una de las mayores tragedias relacionadas con el mundo del fútbol: el accidente aéreo de Superga. A mediados de los años cuarenta, con la guerra aun fresca en la memoria de todos, el fútbol volvía a ser la mejor manera para devolver la ilusión a las personas, olvidarse de los problemas cotidianos, de la miseria de una Europa destruida y tener un aliciente, un vínculo y un motivo de orgullo. Y traspasando los seis años de conflicto, un equipo seguía reinando en Europa, el Torino A.C. Por su combinación de velocidad, calidad técnica y pegada en el remate, se trataba de un conjunto temible, y su hegemonía en el Calcio, absoluta. Hasta el final…

Fiat G.212 CP preparándose para despegar. A pesar de la incorporación de motores norteamericanos Pratt & Whitney, se trataba de un modelo ya superado (Airwar.ru).

Fiat G.212 CP preparándose para despegar. A pesar de la incorporación de motores norteamericanos Pratt & Whitney, se trataba de un modelo ya superado (Airwar.ru).

El 4 de mayo de 1949, el equipo italiano del Torino regresaba de jugar un partido homenaje a Francisco Ferreira, capitán del Benfica, en Lisboa. Era el Torino A.C. uno de los mejores equipos de Europa en aquella época. Había ganado cinco títulos de Liga consecutivos (excepto los de 1944 y 1945, que simplemente no se disputaron por la Segunda Guerra Mundial) y practicaba un fútbol ágil y ofensivo. Como muestra, decir que la selección titular italiana, exceptuando al portero, la componían jugadores de aquel mítico equipo. Y aquel día, a las cinco de la tarde, el avión que los transportaba de regreso se estrelló, en medio de una espesa niebla, contra el terraplén de la Basílica de Superga en Turín. No hubo supervivientes.

Pero, ¿cual fue el avión protagonista del desastre? Se trataba de un Fiat G.212 CP, un avión que suponía el final de una fórmula genuinamente italiana en el diseño aeronáutico pero que en aquellos momentos estaba claramente superada: la fórmula trimotor. Sin embargo, este modelo aún podría prestar importantes servicios en la naciente aviación comercial de posguerra.

El G.212 CP I-ELCE, estacionado en el aeropuerto suizo de Zürich-Kloten. Para mejorar la capacidad de pasajeros, los ingenieros italianos situaron los equipajes en cofres bajo el fuselaje y bajo el borde de ataque de las alas, junto a las góndolas de los motores (http://ba.e-pics.ethz.ch/#1461776195066_9).

El G.212 CP I-ELCE, estacionado en el aeropuerto suizo de Zürich-Kloten. Para mejorar la capacidad de pasajeros, los ingenieros italianos situaron los equipajes en cofres bajo el fuselaje y bajo el borde de ataque de las alas, junto a las góndolas de los motores (http://ba.e-pics.ethz.ch/#1461776195066_9).

El ingeniero Giuseppe Gabrielli diseñó en 1943 un nuevo trimotor de mayores dimensiones y potencia que el Fiat G.12, también proyectado para cubrir rutas civiles de antes de la guerra, pero la situación bélica, casi bloqueada por los bombardeos aliados, el armisticio italiano, la propia inacción y el veto de los alemanes retrasó el proyecto, con lo que el prototipo no voló hasta el 20 de enero de 1947, equipado con tres motores radiales Alfa Romeo 128 de 860 CV, potencialmente insuficientes para lo que la guerra había aumentado la potencia de los motores de pistón. Se trataba pues, de un diseño que databa de los años 30 y al que los nuevos productos británicos y sobre todo estadounidenses, con sus sensacionales Douglas DC-3, habían dejado obsoletos. Por tanto, de una previsión inicial de 25 unidades, Fiat se limitó entre 1947 y 1950, a construir 19 ejemplares. La versión definitiva, denominada G.212 CP Monterosa, iría propulsada por tres motores norteamericanos Pratt & Whitney R-1830-S1C3-G Twin Wasp que desarrollaban cada uno 1.065 CV en potencia continua (1.215 al despegue). Admitía entre 26 y 30 pasajeros como carta de pago.

Representación gráfica en la prensa de la época del accidente de Superga (Fuente: www.storiedicalcio.altervista.org)

El avión entró en servicio con una de las múltiples compañías independientes italianas surgidas del caos de la posguerra: ALI (Avio Linee Italiane) en 1948 y comenzó a operar en líneas internacionales, con base en Milán, casi inmediatamente. Esta compañía, propiedad de la FIAT, viviría buenos años al fusionarse a fines de 1949 con otras cuatro pequeñas aerolíneas y formar ALI-Flotte Riunitte. Seis fue el número utilizado por esta compañía. Otros tres ejemplares pasaron a la compañía egipcia SAIDE. El resto fueron operados por la Aeronautica Militare, que los utilizó para transporte y adiestramiento.

Uno de aquellos seis aviones de ALI, el matriculado como I-ELCE fue el que transportaba a la plantilla de Il Toro desde Lisboa a Turín: 18 jugadores así como cuerpo técnico, dirigentes y periodistas. En total eran veintisiete personas. El equipo se había desplazado a Lisboa para disputar un partido amistoso contra el Benfica en el que se homenajearía a Francisco Ferreira, capitán del equipo lisboeta, de la selección portuguesa y amigo personal de Valentino Mazzola. Tras una escala técnica en Barcelona para repostaje, el trimotor despega finalmente hacia Turín. La tripulación técnica estaba compuesta por el capitan Pierluigi Meroni, el copiloto Antonio Pangrazi, el operador de radio Celestino D´Inca y el navegante Cesare Biancardi. En la aproximación al antiguo aeropuerto de Turín, el Aeroporto di Torino-Aeritalia, los pilotos se vieron obligados a descender en IFR (vuelo instrumental) ya que la visibilidad era casi nula, debido a una espesísima niebla y nubes debajo de los 400 metros. A las cinco de la tarde, el trimotor efectuó un giro a la izquierda e inició el descenso. Pero, debido a un fallo en el altímetro o a una mala interpretación en su lectura por parte de los pilotos, la aproximación fue más baja de lo debido. De pronto, entre la niebla apareció amenazador el terraplén este de la Basílica de Superga, una preciosa iglesia barroca y panteón funerario de la Casa de Saboya, diseñada en el XVIII por el gran Felipe Juvara sobre la colina del mismo nombre. A unos 180 kilómetros por hora, nadie pudo ya evitarlo y el Fiat chocó frontalmente contra el enorme muro de piedra.

Restos del Fiat G.212 siniestrado en Superga (UEFA).

Restos del Fiat G.212 siniestrado en Superga (UEFA).

El impacto fue brutal. Todos los ocupantes del aparato (treinta y uno), fallecieron en el acto. Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giusseppe Grezar, Ezio Loik, Virgiolio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti, Giulio Schubert, junto a su entrenador Leslie Levesley y su cuerpo técnico, así como varios directivos y periodistas, y la tripulación. En un instante…

Dolió especialmente la pérdida del gran Valentino Mazzola, un excepcional delantero centro con unas innatas capacidades de liderazgo, el principal motor del equipo y que posiblemente sería el capitán de la prometedora selección italiana que podría reverdecer los laureles del triunfo en el Mundial de Brasil de 1950. Tan solo dos jugadores de la plantilla se salvaron, simplemente porque tuvieron la suerte de no subir al avión: Sauro Tomá (menisco roto) y Ladislao Kubala (aún no había fichado, y de hecho terminó yéndose al Fútbol Club Barcelona). El propio seleccionador nacional, Vittorio Pozzo, tuvo que reconocer los cuerpos de los futbolistas. Toda Italia quedó conmocionada. Más de 500.000 personas acompañaron al Torino en su adiós que fue declarado campeón del Scudetto 1948/49.

Las causas del accidente se cifraron en la nula visibilidad, la climatología desfavorable, así como un error de navegación de los pilotos y por último, la escasez de radioayudas en tierra disponibles. Un accidente que se llevó por delante a uno de los mejores equipos de la historia, solo capaz de ser vencido fuera de los terrenos de juego. Es difícil de predecir, pero supongo que el fútbol sería hoy bien diferente si lo de Superga no hubiera sucedido. Quizá se jugara de otra forma y el concepto de Catenaccio nunca se relacionaría con el fútbol italiano, la Juventus no hubiera llegado a ser lo que fue y los brasileños nunca hubiera tenido su tragedia de Maracaná porque hubiera sido Italia la campeona. De todos modos, la suerte en el fútbol es demasiado importante como para aventurarlo…

Fiat G.212, I-ESTE de ALI, Esta compañía operó seis ejemplares de este trimotor (Airwar.ru).

Fiat G.212 CP, I-ESTE de ALI. Esta compañía operó, hasta su absorción por LAI en 1952, una flota combinada de seis ejemplares de este trimotor y bimotores Douglas DC-3 (Airwar.ru).

Especificaciones (Fiat G.212 CP)

  • Origen: Fiat S.A.
  • Planta motriz: Tres motores radiales de 14 cilindros Pratt & Whitney R-1830-S1C3-G Twin Wasp, refrigerados por aire, de 1.215 hp de potencia máxima al despegue.
  • Dimensiones: Envergadura: 29,34 m. Longitud: 23,40 m. Altura: 8,14 m.
  • Pesos: Vacío: 11.223 kg. Máximo al despegue: 18.000 kg.
  • Prestaciones: Velocidad máxima: 375 km/h. Velocidad de crucero: 300 km/h. Techo de servicio: 7.500 m. Alcance máximo: 3.000 km.
  • Tripulación: 5
  • Pasajeros: 26-30

Bibliografía consultada:

Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de Todo el Mundo. Tomo V: Modelos Civiles desde 1935 a 1960. Madrid: Espasa-Calpe.

Suasnavas, C. (2011) El día en el que desapareció el Gran Torino. En: Sentado frente al mundo. Marzo 2011. Recuperado de: http://www.sentadofrentealmundo.com/search/label/Tragedias%20a%C3%A9reas

Rincón, J. (2011). Il Grande Torino. En: Marca. Febrero 2011. Recuperado de:: http://www.marca.com/2011/02/08/futbol/futbol_internacional/calcio/1297168151.html?a=63fe5dac7ebc5851f4cf4bfa689bae40&t=1368995651

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One thought on “El avión de la Tragedia de Superga

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