«Tokyo Rose»: La primera incursión de una Superfortaleza sobre Tokio

Steakley (primero empezando por la derecha) y su tripulación, posan ante el F-13 "Tokyo Rose" en esta fotografía publicitaria para la prensa, ya de regreso en Estados Unidos

Steakley (primero empezando por la derecha) y su tripulación, posan ante el F-13 «Tokyo Rose» en esta fotografía publicitaria para la prensa, ya de regreso en Estados Unidos.

El 1 de noviembre de 1944, los habitantes de Tokio oyeron sonidos de motores aeronáuticos y miraron al cielo. Realmente quedaron muy conmocionados cuando comprobaron que se trataba de una avión norteamericano. Ya quedaba muy lejos aquel raid de 1942, cuando Doolittle atacó la ciudad por sorpresa. Las baterías antiaéreas empezaron a disparar y los aviones interceptores despegaron. El plateado avión, que parecía gigantesco, dio varios círculos durante una media hora sobre la capital y terminó desapareciendo. Los civiles tokiotas celebraron aliviados que aquel enorme cuatrimotor no hubiera lanzado nada, pero sintieron aquella visita como un mal presagio. No era para menos. Aquel avión, bautizado como Tokio Rose, era una versión de reconocimiento que llevaría a los Servicios de Inteligencia Aliados toda la información posible para iniciar una gigantesca campaña de bombardeo contra el Archipiélago Japonés…

El 30 de Octubre de 1944 aterrizaron dos Superfortalezas en Saipán tras un largo vuelo de más de 18.000 kilómetros desde la base aérea de Smoky Hill, en Kansas, y pasando por escalas en Gander, Marrakesh, El Cairo y Karachi. Sin embargo, no se trataba de dos B-29 corrientes, sino de versiones de reconocimiento fotográfico F-13A. Las agotadas tripulaciones, que deseaban un merecido descanso, no imaginaban que al día siguiente iban a tener, en cambio, una misión especial. Al mando del capitán John D. Steakley, uno de aquellos novísimos cuatrimotores iba a convertirse en el primero que sobrevolaba Tokio desde la arriesgada (y casi suicida) misión del Teniente Coronel Jimmy Doolittle con sus dieciséis B-25 más de dos años antes.

Superfortalezas a la vista del Monte Fuji en una misión de bombardeo sobre Tokio, en 1945

Superfortalezas a la vista del Monte Fuji en una misión de bombardeo sobre Tokio, en 1945.

El punto de inflexión del bombardeo contra Japón lo definió la conquista de las islas Marianas en el Pacífico Occidental en julio de 1944. La construcción de enormes bases en las Islas de Guam, Saipán y Tinian dejaban al Archipiélago Nipón, incluyendo la muy industrializada isla de Honshu y la capital, Tokio, al alcance de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas y sus poderosas Superfortalezas. El destino del Imperio Japonés estaba sellado.

En Washington, a estas alturas ya se había tomado la decisión de que el esfuerzo de guerra contra los japoneses iba a dirigirse, con el fin de acortar el conflicto, contra la industria aeronáutica, en lugar de las plantas de fabricación de acero. Sin embargo, lo cierto era que no se contaba en ese momento con información actualizada de la ubicación, estructura y defensas de aquellas factorías en las islas niponas. Se necesitaba, por tanto y urgentemente, información fotográfica precisa.

El morro decorado del Boeing B-29A-5-BN (F-13A) Superfortress "Tokyo Rose", en Tinian, 1945 (www.worldwarphotos.info)

El morro decorado del Boeing B-29A-5-BN (F-13A) Superfortress «Tokyo Rose», en Tinian, 1945 (www.worldwarphotos.info).

Así, una de aquellas Superfortalezas, el B-29-BN, con número de matrícula 42-93852 y construido en la planta de la Boeing en Renton (Washington), despegó al amanecer del 1 de noviembre de 1944 desde aquel Archipiélago de las Marianas que se había convertido, en un tiempo récord, en una gigantesca base aérea. El avión había sido modificado posteriormente a la configuración F-13A en los talleres de Continental Airlines en Denver. Por tal motivo, en la panza del avión se habían añadido tres cámaras fotográficas Fairchild K-17B, dos K-22 y una K-18, así como un tanque auxiliar de combustible, en lugar de la pesada carga de bombas. Al alcanzar la populosa capital japonesa a unos diez mil metros de altura, Steakley se encontró con cielos limpios y, orbitando sin que nadie molestase al gigantesco pájaro de metal, tomó cerca de siete mil fotografías de la urbe nipona en la media hora larga que la sobrevoló, incluyendo el objetivo principal de la misión: la fábrica de motores Nakajima en Musashino. En las mismas narices de las fuerzas del emperador.

Dramática imagen panorámica de Tokio, arrasada por las bombas incendiarias.

Dramática imagen panorámica de Tokio en 1945, arrasada por las bombas incendiarias, menos de un año después de la incursión de «Tokyo Rose».

Tan solo un puñado de interceptores Nakajima Ki-44 Shōki, pertenecientes al 1er Chutai del  47º Sentai y comandados por el Capitán Jun Shimizu, se acercó suficientemente al B-29. Pero, en condiciones tan desfavorables, cargados de munición y combustible, los aviones japoneses, casi en su techo máximo, tuvieron que desistir de continuar la persecución.

Cuando el B-29 aterrizó en Saipán, catorce horas después, Steakley pudo presentar inmediatamente una enorme cantidad de valiosísimas fotografías. La tripulación decidió bautizar oportunamente su avión como Tokyo Rose, como sarcástico recuerdo a las emisiones radiofónicas en inglés de propaganda japonesa, dirigidas a las tropas aliadas como medio de guerra psicológica, y denominadas La Rosa de Tokio por la contrainteligencia aliada. Steakley recibió la Cruz de Vuelo Distinguido por la ejecución de la misión y su Tokyo Rose se convirtió en uno de los aviones más famosos de la guerra.

Y es que esta fue la primera Superfortaleza, la primera de muchas, en alcanzar las Islas del Japón. Seis meses más tarde, cientos de B-29, volarían sobre las ciudades niponas, reduciéndolas a cenizas a la mayoría de ellas, destruyendo la capacidad productiva y el tejido industrial, y dejando a millones de personas sin hogar (ver: El Martillo del Japón: B-29 Superfortress y Bombardeo de Tokio: Setenta años después). Verdaderamente, aquellos malos presagios al ver a Tokyo Rose menos de un año antes, eran más que correctos…

Boeing F-13 Superfortress ( n/r 42-93852) 3rd PRS, 20th AF, USAAF. Saipán. 1944

Especificaciones Boeing F-13A Superfortress:

  • Origen: Boeing Airplane Company.
  • Planta motriz: Cuatro motores radiales de 18 cilindros en doble estrella y turbocompresores accionados por los gases de escape Wright R-3350-23 Duplex Cyclone, refrigerados por aire, de 2.200 hp. al despegue cada uno.
  • Dimensiones: Envergadura: 43,5 m. Longitud: 30,2 m. Altura: 8,46 m.
  • Pesos: Vacío: 33.795 kg. Máximo al despegue: 61.240 kg.
  • Prestaciones: Velocidad Máxima: 575 km/h. Velocidad de crucero: 467 km/h. Velocidad de trepada: 4,6 m/s. Techo de servicio: 10.973 m. Alcance en combate: 5.230 km. Alcance en ferry: 9.000 km.
  • Armamento: Torreta accionada eléctricamente con cuatro ametralladoras Browning M2 de 12.7 mm sobre el morro. Torretas con dos ametralladoras de 12.7 mm cada una en posición posterior dorsal y posterior ventral y dos ametralladoras de 12.7 mm y un cañón M2 de 20 mm en posición de cola.
  • Tripulación: 10-14.

Bibliografía consultada:

Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de todo el mundo. Tomo IV: La Segunda Guerra Mundial (II parte). Madrid: Espasa-Calpe.

Berger, C. (1976). B-29. La Superfortaleza. Madrid: Editorial San Martín.

Dorr, R.F. (2002). B-29 Superfortress Units of World War II. Oxford: Osprey Publishing Ltd.

Gunston, B. (1986). Guía Ilustrada de Bombarderos de la Segunda Guerra Mundial (I). Barcelona: Ediciones Orbis.

Mondey, D. (1996). American Aircraft of World War II. Londres: Chancellor Press.

Sakaida, H.; Takaki, K. (2001). Las Unidades Antibombardero Japonesas.Oxford: Osprey Publishing Ltd.

Wheeler, K. (2009). Bombarderos sobre Japón. Barcelona: Ediciones Folio.

 

 

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