Otro producto de la inagotable factoría Bruckheimer, especializada en explosiones, deflagraciones y detonaciones de todo tipo fue la entretenidísima, a la vez que inverosímil Con Air: convictos en el aire (Simon West, 1997). Protagonizada por el sobrinísimo de Coppola, Nicholas Cage y el también irregular John Cusack cuenta la truculenta historia de un avión destinado al transporte de prisioneros de extrema peligrosidad que es secuestrado por los presos, cuya mente pensante es el malo malísimo John Malkovich (este sí que es regularmente bueno actuando). La prisión aérea o «Jailbird» utilizada para trasladar a estos siniestrísimos hampones, un Fairchild C-123K Provider.
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