Aunque los conceptos atávicos de la aviación como una tarea de competencia exclusivamente masculina pasan, a Dios gracias, a mejor vida, aún a veces nos resulta extraño ver a mujeres trabajando en el sector aeronáutico que no sean exclusivamente como TCP. Y es una reacción cada vez más obsoleta, porque las mujeres demuestran su competencia diariamente en este complejo mundo: no solo ya como gestoras de empresas fabricantes de aviones, propulsores o componentes, dirigiendo aeropuertos y grandes o pequeñas aerolíneas o implicadas en el tráfico aéreo (ATC), sino también como pilotos de aviones comerciales y/o militares. Para alcanzar esta igualdad conceptual, en la que se ve el perfil y los méritos antes que el sexo, ha sido necesario que existieran, como en todos los sectores, una larga lista de pioneras, mujeres valientes capaces de desafiar los conceptos previamente establecidos…
En la nueva sociedad implantada por el comunismo en Rusia tras la revolución de 1917, era angular llevar a la práctica la idea del igualitarismo social sin tener en cuenta, entre otras cosas y fundamentalmente, el sexo. En aquel año de 1917, sólo cuatro grandes países (Australia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) habían adoptado el sufragio femenino, pero la nueva URSS iba a llevar la igualdad entre hombre y mujer, a niveles inimaginables en sus contrapartes occidentales. Las mujeres empezaron a trabajar en las industrias siderúrgicas, en los Altos Hornos, en las enormes granjas colectivas (Koljós), en los laboratorios y en las plantas de montaje de maquinaria, codo con codo con sus compañeros y con el mismo salario. Cuando los alemanes atacaron la Unión Soviética en 1941, este proceso no hizo sino acelerarse: porque durante la Segunda Guerra Mundial las mujeres soviéticas mantuvieron el funcionamiento de las fábricas, salvaron la vida a los heridos y cuidaron de los enfermos. Pero no solo eso. En el frente lucharon en el Ejercito Rojo como soldados de primera línea. Muchas fueron letales francotiradoras, otras condujeron carros de combate y cañones autopropulsados. Y muchas, también pilotaron aviones de todo tipo. Podríamos dar una lista de famosas aviadoras con una excelente hoja de servicio. Sin embargo, quizá viendo fotos de aquella época, en la que vemos a una menuda joven de pelo rubio y cara de niña junto a su avión de combate, y luego constatar que fue capaz de derribar doce aviones alemanes más ganas entran de leer cosas sobre quizá la mejor y más capacitada de ellas: se trataba de Lídiya Litviak
Nacida en Moscú en 1921, Lídiya Vladímirovna Litviak tuvo desde pequeña una especial predilección por la aviación, adquiriendo bien pronto los rudimentos básicos del vuelo y empezando a pilotar aviones ligeros siendo una adolescente. Muy bien podría haberse dedicado profesionalmente a la aviación, pero en junio de 1941 la Wehrmacht decidió que ya estaba bien de pactos de amistad contra natura con los soviéticos y le pegó a la puerta rusa una formidable patada. Como hemos dicho, muchas mujeres se alistaron en las fuerzas armadas para combatir a los alemanes. Litviak solicitó su ingreso en la VVS (Fuerza Aérea Soviética), pero en primer momento fue rechazada por su falta de experiencia. Finalmente fue admitida en el 586.º Regimiento de Combate Aéreo (586 IAP/PVO), uno de los tres regimientos formados exclusivamente por mujeres y cuya creación y formación era obra de Marina Raskova, otra pionera de la aviación, piloto de récords de distancia e instructora en la preguerra y en aquel momento con muy buenas vinculaciones con el mismísimo Josif Stalin. En él se instruyó con el caza Yakovlev Yak-1, un monoplano que supuso el primer miembro de una prolífica familia de aviones de combate rusos y una de las más importantes de la VVS durante la guerra.
Fue éste (I-26) el primer proyecto de caza de Aleksandr Sergéyevich Yákovlev, un joven diseñador que anteriormente solo había desarrollado planeadores y aviones deportivos, y venció a otros tres prototipos para cumplir las especificaciones de un nuevo caza, convirtiéndose en junio de 1941 en el principal avión de combate soviético en las líneas de montaje, que hubieron de ser evacuadas tras los Urales debido al avance alemán. Sin embargo, a finales de año ya estaban en servicio 500 cazas Yak-1. Con un ala de madera y fuselaje de tubos de acero por la escasez de aluminio, era una máquina quizás tosca para los estándares occidentales, pero sólida, fácil de reparar y de pilotaje agradable. De hecho, como otros aviones de combate soviéticos, estaba diseñado para operar en las duras condiciones ambientales del país. Y a pesar de sus defectos, cumplió…
En junio de 1942 entró en servicio una versión mejorada, la 1b, con una nueva cubierta de la cabina, mejoras en el tren de aterrizaje y en el blindaje, así como optimización del armamento y control de disparo del avión (aunque seguía armado con dos cañones y una ametralladora) y motor lineal Klimov M-105PF, con un refrigeración mejorada y mejor rendimiento a baja altitud respecto al M-105PA original (una derivación por cierto del Hispano Suiza 12Y). Ésta sería la principal montura de Lídiya Litviak durante su carrera. Tuvo su bautismo de fuego en el sector de Sarátov, en el sudeste de Rusia y luego fue transferida (junto a otra de las ases femeninos rusos, Katia Budánova) al 437.º Regimiento de Combate Aéreo (437 IAP), para operar sobre los cielos de Stalingrado, el lugar donde ambos ejércitos y ambos regímenes iban a jugarse el ser o no ser de la guerra. Allí, el 13 de septiembre de 1942, consiguió sus dos primeros derribos, siendo el segundo de ellos totalmente en solitario y su rival, un Messerschmitt Bf 109G pilotado por un as alemán que, una vez capturado, creía que era una broma el que hubiera sido derribado por una chica de 21 años tan menuda que sus mecánicos tenían que regular el palonier para que pudiera alcanzar los pedales.
Dos derribos más se añadieron a su cuenta (uno en solitario) y cuenta la historia no oficial que la chica, apodada Lilya, hizo pintarse un lirio blanco en el fuselaje de su avión (en ruso, Lilya o Лилия significa también lirio) aunque por su parecido con las rosas recibiera a partir de entonces el apodo de «La Rosa Blanca de Stalingrado«, aunque no exista ningún testimonio gráfico de ese emblema personal, por otra parte muy poco común en la VVS en aquella época, a excepción de los consabidos slóganes políticos. Quizá la suma de sus capacidades con el hecho de que fuera una mujer le permitió ser honrada con la Орден Краснoй Звезды u Orden de la Estrella Roja, ascendida a subteniente y trasladada a unidad de élite: el 9º Regimiento de Cazas de la Guardia (9 GvIAP). Con su nuevo Yak-1b, Lilya aumentó su cuenta personal de victorias personales a siete, más un globo cautivo de observación, aunque fue derribada y herida. Su último traslado fue en junio de 1943 como comandante del 3er escuadrón del 73º Regimiento de Cazas de la Guardia (3–73 GvIAP) para frenar el último intento masivo de los alemanes por cambiar el curso de la historia: En las llanuras rusas cercanas a Kursk, tres millones de soldados, nueve mil carros de combate y cinco mil aviones iban a pelear a muerte por decidir si al Tercer Reich le quedaba alguna oportunidad real de victoria o si definitivamente iba a ponerse en marcha el Rodillo Soviético. Cinco Messerschmitt Bf 109 fueron derribados por su Yak-1b Amarillo 44. El 1 de agosto de 1943 inició una nueva misión, de escolta a aviones de ataque al suelo Ilyushin Il-2 Shturmovik. En un momento concreto, su unidad fue atacada desde mayor altura por varios Bf 109 sobre la cuenca industrial del Donbass, resultando su avión derribado y desaparecida ella. Aún no había cumplido los 22 años…
Especificaciones Yákovlev Yak-1 (1b):
- Origen: Oficina de Diseño Aleksandr Sergéyevich Yákovlev
- Planta motriz: Motor lineal de 12 cilindros en V Klimov M-105PF, refrigerado por líquido, de 1.280 hp al despegue.
- Dimensiones: Envergadura: 10,00 m. Longitud: 8,48 m. Altura: 2,64 m
- Pesos: Vacío: 2.394 kg. Máximo cargado: 2.890 kg
- Prestaciones: Velocidad Máxima: 592 km/h. Velocidad ascensional inicial: 1.200 m/min. Techo de servicio: 10.000 metros. Alcance Máximo: 850 km.
- Armamento: Dos cañones de 20 mm ShVAK en las alas con dotación de 140 proyectiles. Una ametralladora de 12,7mm Berezin UBS sobre el motor, con dotación de 348 proyectiles. Soportes subalares para carga de seis cohetes no guiados RS-82 de 12 kg o bien dos bombas de 50/100 kg
- Tripulación: 1
Bibliografía consultada:
Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de todo el mundo. Tomo IV: La Segunda Guerra Mundial (II parte). Madrid: Espasa-Calpe.
VV.AA. (1986). Guía ilustrada de cazas y aviones de ataque aliados de la Segunda Guerra Mundial (II). Barcelona: Ediciones Orbis.