El transporte aéreo tal como lo conocemos hoy en día ha venido marcado por aciertos comerciales, geniales innovaciones tecnológicas y, en bastantes casos, necesidades y casualidades. Todo ello se ha visto reflejado en los aviones que surgían de las mesas de diseño. Algunos marcan un antes y un después. Otros fueron rechazados y olvidados. Y hay un grupo de aviones que, sin haber sido famosos, haberse producido en ingentes cantidades o estar en el recuerdo de cualquier aficionado a la aviación, han contribuido a que el transporte aéreo sea un medio seguro, útil y valioso para el ser humano. Quizá pertenece a este último grupo el protagonista de este artículo: el Boeing SA-307B Stratoliner.