Retomando la serie especial de los mastodontes aéreos diseñados en Rusia a lo largo de los más de cien años de la Historia de la Aviación, vamos en esta ocasión a recordar un extraña máquina voladora que, si bien nunca llegó a entrar en servicio, es probablemente uno de los diseños más controvertidos y arriesgados. Un gigantesco bombardero pesado, que, como otros muchos proyectos de la Historia, nació demasiado inmaduro, o los que lo hicieron nacer fueron demasiado ambiciosos. Se trata del Kalinin K-7.
Ya hemos declarado en anteriores entregas de este blog la ostensible tendencia de los diseñadores soviéticos para realizar aviones cada vez más gigantescos. Evidentemente, a medida que la tecnología iba adaptándose con mayor acierto a la física y a los principios aerodinámicos, los diseñadores aeronáuticos ampliaban sobre el papel las capacidades de las nuevas criaturas más pesadas que el aire. Y como también hemos dicho en anteriores ocasiones, que la aviación se empezó a considerar con acierto por parte de los gobiernos que era un ideal vehículo de propaganda, a partir de los años veinte, fue un hecho incuestionable. En la nueva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, esta idea se pudo aplicar a rajatabla. Aviones como el Tupolev ANT-14 de 1931, y el ANT-20 de 1934 querían demostrarle al mundo de lo que los diseñadores soviéticos eran capaces de hacer, ya desvinculados de las industrias occidentales.
No se conoce demasiado acerca de este extraño aparato, con líneas mitad tanque, mitad avión. Su equipo de diseño, capitaneado por Konstantin Alexeyevich Kalinin, y establecido en la ciudad ucraniana de Járkov, en la que fundó en 1930 la Universidad Nacional de Aeronáutica (KhAI), inició el proceso de diseño a partir de 1929 y desplegó el concepto de una especie de ala volante: todo lo relevante al diseño, mecánica y funcionamiento del avión estaba centrado en ella. Un ala que era verdaderamente gigantesca, de 53 metros de envergadura (casi la misma de un enorme Boeing B-52) y 454 metros cuadrados de superficie, a la que se acoplaba una angulosa barquilla, la cual albergaba la cabina de vuelo para piloto y navegante, así como un artillero y un bombardero. En el grueso borde de ataque del ala, se encastraban seis motores Mikulin AM-34F, refrigerados por agua, (y, potenciados, utilizados posteriormente también en el monstruoso Tupolev ANT-20 «Maksim Gorky»), de 750 caballos cada uno. Hacia atrás, dos gruesos largueros soportaban una cola con doble deriva y dos posiciones adicionales para un par de artilleros. Finalmente, dos grandes estructuras, en forma de góndolas, contenían el tren de aterrizaje, compuesto por varias ruedas, así como las bodegas para armamento y posiciones restantes para artilleros. La estructura estaba al parecer construida con tubos metálicos soldados, en aleaciones anteriormente no producidas en la Unión Soviética. Visto de frente parecía un extraño y amenazador pajarraco prehistórico, que, con sus desproporcionadas formas trataba de desafiar a la aerodinámica y a los principios más básicos de la sustentación.
Aun así, el avión pudo efectuar, más o menos satisfactoriamente, su primer vuelo el 11 de agosto de 1933, con el piloto de pruebas A.M. Snegirev a los mandos, iniciándose un largo proceso de pruebas y evaluaciones del aparato, efectuándose algunos rediseños en la cola y añadiéndose, para compensar el escaso empuje, al parecer un séptimo motor en posición impulsora, colocado en el centro del borde de salida del ala, y tratando de acometer su producción en serie.
Verdaderamente, el K-7 no se trataba solo de un proyecto propagandístico como podría definirse el del enorme y casi coetáneo ANT-20, sino que en las oscilantes teorías militares de los veinte y treinta, muchas ideas, más o menos innovadoras, intentaban aplicarse a la aviación, en este caso, un bombardero pesado con funciones de ataque a tierra. Está claro que el propio concepto de Fortaleza Volante, esto es, un avión de bombardeo pesado, fuertemente defendido para librarse de los cazas que pudieran hostigarle, como tal surge precisamente en este proyecto del K-7, aunque, al contrario de los ejemplos que se estaban desarrollando en el mundo occidental, que básicamente eran alas que se acoplaban a un gran fuselaje (cuyo mejor ejemplo es el celebérrimo B-17 Flying Fortress), en este caso era justo al revés: era el fuselaje el que se acoplaba a la descomunal ala. Y precisamente éste concepto, aun poco probado (excesivamente arriesgado, en mi opinión), fue el que le llevó al desastre. El 21 de noviembre de aquel mismo año de 1933, el avión, sufriendo graves vibraciones en uno de los largueros de cola, cayó en barrena y se precipitó contra el suelo, matando a catorce de las veinte personas que se encontraban a bordo. El accidente acabó con el proyecto ya que, aunque a pesar de todo la Oficina de Diseño, tras concluir un comité de expertos en un proceso de investigación del que se concluyó que el diseño era correcto y que las vibraciones se produjeron a raíz de la instalación de ese motor adicional, recibió el encargo para la construcción de otras dos aeronaves en 1935, una como bombardero mejorado, y la otra como transporte de pasajeros, en unas nuevas instalaciones en Voronezh, fue finalmente cancelado y olvidado. Pronto ni siquiera el propio Kalinin, aunque desarrollara otros arriesgados e innovadores diseños, como el bombardero sin cola K-12, tendría tiempo para reflexionar sobre el fracaso de su proyecto, ya que, como otros muchos técnicos rusos de la época, fue detenido por enemigo a la patria, y posteriormente fusilado, durante las paranoicas purgas estalinistas de finales de los treinta.
- Origen: K. Alexeivich Kalinin OKB (Opytno Konstruktórskoye Biuró).
- Planta motriz: Seis motores lineales de 12 cilindros en V Mikulin AM-34F refrigerados por líquido, de 750 hp al despegue cada uno.
- Dimensiones: Envergadura: 53 m. Longitud: 28 m. Altura (estimada): 12,4 m.
- Pesos: Vacío: 24.400 kg. Máximo al despegue (estimado): 38.000 kg.
- Prestaciones: Velocidad máxima: 225 km/h. Techo de servicio: 4.000 m. Alcance máximo: 1.000 km.
- Armamento: (previsto) tres cañones de 20 mm y seis ametralladoras en distintas posiciones defensivas. 9.000 kg de carga bélica lanzable.
- Tripulación: 11.
Bibliografía consultada:
Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de todo el mundo. Tomo II: Desde 1918 a 1935. Madrid: Espasa-Calpe.
André T. et al. (1992). Crónica de la aviación. Barcelona: Plaza & Janés.
Savin, V. (1989): Airplane-Giant K-7. En: Modelist-Konstructor Magazine. Kharkov.