
Vecinos de Alcocero con los restos del Airspeed recuperados en las sierras del Puerto de la Brújula tras el accidente
En un anterior capítulo de este Blog (consciente de la riqueza de matices que puede aportarnos nuestro idioma español, a veces me resisto a llamarlo simplemente post) hablamos de un accidente aéreo en los albores de nuestra Guerra Civil que cambió en un instante el horizonte del poder en el bando sublevado. El General Sanjurjo perdió la vida en Estoril al estrellarse la Puss Moth que lo debía llevar a Burgos para ponerse al frente de la sublevación militar que, en un instante quedó sin cabeza visible que lo dirigiera. En esta ocasión avanzaremos unos meses, hasta junio de 1937. al momento culminante de la Campaña del Norte. Allí, iba a perder la vida en un accidente de aviación uno de los mejores militares fieles a Franco: el General Emilio Mola.
Tras el evidente punto muerto al que se había llegado tras las batallas de finales de 1936 sobre Madrid, el General Franco decidió atacar en el Norte. El 31 de marzo de 1937, las cuatro Brigadas Navarras asignadas a la tarea iniciaron un ataque imparable, diseñado por uno de los mejores cerebros militares con los que contaba el bando sublevado, el General Mola, y jefe del Ejército del Norte, rompiendo el frente republicano por varios puntos y avanzando de forma inexorable por las tierras de Vizcaya. A finales de mayo, el único obstáculo que quedaba para alcanzar la conquista de Bilbao, un gran punto neurálgico del entramado industrial de España, era el llamado Cinturón de Hierro, un enorme (e inacabado) entramado de búnkeres, trincheras y líneas fortificadas alrededor de la capital vizcaína, al modo de las posiciones defensivas que se habían diseñado en otras partes de Europa, siguiendo los postulados de defensas estáticas impuestos desde la Primera Guerra Mundial, y cuya construcción había comenzado a principios de octubre del año anterior.

El General Mola entra, el 13 de septiembre de 1936, en San Sebastián (Biblioteca de Koldo Mitxelena Kulturunea/Diputación Foral de Guipúzcoa)
Así que la perspectiva era de derrumbamiento inminente del Frente Norte para la Segunda República. Las tropas del Frente Popular estaban cerca de sufrir una gravísima derrota y por primera vez, la perspectiva de colapso se avecinaba en el Gobierno de Valencia. Sin embargo, el General Mola, organizador de todo el entramado ofensivo que iba a llevar al Ejército de Franco a inclinar la balanza a su favor, no iba a vivir para verlo. Su avión, un Airspeed Envoy, del Grupo 41 de Transporte, el 3 de junio de 1937, se estrelló atravesando el Puerto de la Brújula, en la provincia de Burgos, en medio de una espesa niebla.
Era Emilio Mola Vidal aceptado como un reputado estratega militar. Forjado en Marruecos, como otros compañeros de armas, Mola, se convirtió, desde su destino en la Comandancia Militar en Pamplona, en el auténtico forjador de la sublevación de julio de 1936, lo que le valió el sobrenombre de Director aunque estuviera a punto de desistir en un momento determinado. Tras ser defenestrado tras la sanjurjada de 1932, aunque no hubiera tenido nada que ver en aquella revuelta, Mola desarrolló desde aquel momento un completo sentimiento de rechazo hacia el nuevo régimen republicano, declarándose enemigo de la misma desde la sombra. Fue partidario de la creación de un mando militar unificado y siempre fue decidido defensor de que fuera el General Franco el jefe supremo. Personaje muy controvertido, del que el propio Hitler decía que había sido el verdadero núcleo del nuevo Frente Nacional, y no Franco, es indudable que fue pieza clave en la destrucción de la Segunda República.

Un Airspeed AS.6 en vuelo, en una foto aparecida en la prestigiosa publicación aeronáutica Jane’s All The World’s Aircraft de 1936
En cuanto al avión protagonista de la tragedia, era el Airspeed Envoy un moderno avión bimotor, heredero de las condiciones tecnológicas de su hermano menor, el A.S.5A Courier monomotor de 1935, y con el que compartía el tipo de estructura y revestimiento, algunas partes del ala y el tren retráctil. Aunque tuvieron una breve carrera deportiva, su principal mercado fueron las pequeñas compañías de transporte que utilizaron este liviano y elegante bimotor en rutas internas británicas. Además de prestar servicio en el Reino Unido, disfrutaron de un cierto éxito en el extranjero, operando en lugares tan dispares como China, India, Sudáfrica o Australia.

Parece ser que este Envoy III, EC-AGE, fue operado por L.A.P.E., sirviendo en el bando republicano en misiones de enlace y reconocimiento a lo durante la guerra. En 1939 los nacionales lo recuperan junto a otro, siendo matriculados 41-3 y 41-4. Después del 1945 son identificados como L.11, volando con el Ejército del Aire hasta bien entrado el año 1947 (Francisco Andreu / AviationCorner.net)
Con el rompimiento de hostilidades en julio de 1936, el bando republicano llegó a operar una docena de ejemplares de este versátil bimotor, utilizándose como transporte de personalidades y enlace. Incluso en los inicios de la guerra algún ejemplar voló como bombardero improvisado. Al final de la guerra, cuando la República colapsó definitivamente, fue uno de los tipos de avión que evacuó a varios políticos republicanos a Oran. En cuanto al bando nacional, éstos disponían de dos aviones. Uno había sido adquirido a manos privadas inglesas en 1936 y otro procedía del bando enemigo. De hecho, había sido traído a la zona nacional por el famoso piloto (por su Raid Madrid-Manila en 1933) Fernando Rein Loring, el 26 de septiembre de 1936, con el que consiguió fugarse volando desde Barajas a Pamplona. Ambos fueron asignados al Grupo 41 para funciones de enlace, recibiendo las matrículas 41-1 y 41-2. El primero de ellos será nuestro protagonista, ya que era este avion el usado por el General Mola para sus numerosos desplazamientos por las diferentes líneas de frente, siendo siempre pilotado por el Capitán Ángel Chamorro.

Una de las escasísimas fotografías existentes de uno de los Airspeed Envoy en servicio con los nacionales durante la guerra durante una revisión. Este ejemplar, originalmente G-ACMT, fue el codificado como 41-1 y asignado como avión de transporte ligero en el Grupo 41. Fue utilizado por el General Mola y en él encontró la muerte. El avión había entrado en servicio en Agosto de 1936 (Francisco Andreu / AviationCorner.net)
El 3 de Junio de 1937 Mola despega desde un aeródromo en Vitoria para supervisar las operaciones que se desarrollaban en el área del Frente de Segovia. En aquellos momentos, el Ejército del Frente Popular había iniciado una de las ofensivas cuya finalidad era aliviar la presión del bando sublevado contra el Norte, en torno a Segovia y la Granja, en la que el ejército nacional disponía de muy débiles defensas. El propio general Franco acudió a la peligrosa brecha el día 1 de junio, y parece que mantuvo una agria discusión con Mola, seguramente por diferentes criterios sobre como llevar las operaciones. Aquel día, junto al General embarcaron el teniente coronel Pozas y su comandante de Estado Mayor Serrat. Como tripulantes, el mencionado Chamorro, auxiliado por el sargento Fernández Barrero. A las diez y media de la mañana, en medio de un espeso banco de niebla, el bimotor, que vuela a baja altura, se estrella contra una montaña del Puerto de la Brújula, entre los términos burgaleses de Castil de Peones y Alcocero. Todos los ocupantes de la aeronave fallecieron en el acto.

Las portadas de los periódicos nacionales recogieron la noticia de la inauguración del monumento, justo dos años después del accidente (ABC)
Existen varias teorías conspirativas que ven la mano de Franco en las causas del accidente, ya que con éste, el general veía totalmente libre el camino al poder absoluto, Personalmente, y tras valorar la actitud de Mola durante la Sublevación y hasta su muerte, no parece que fuera la intencion del Director de competir en la Jefatura del Estado, sino más bien lo contrario. Y tampoco está comprobado, en lo más mínimo, el deseo de Franco (aunque existieran diferencias entre ambos) de eliminar al Director. Se han vertido ríos y ríos de tinta sobre esta historia (la mayoría de tinta china), pero la situación de la investigación se mantiene igual que en aquel momento. Existe también la posibilidad de que el avión fuera hostigado por cazas republicanos y decidiera volar bajo y casi a ciegas para eludirlos, ya que fueron muy importantes los combates aéreos en aquella zona. En cualquier caso, sea como fuere, parece mucho más evidente que fueron las condiciones meteorológicas las culpables del accidente. Un accidente que dejó al Ejército Nacional sin una de sus mentes más preclaras (posiblemente el mejor rival estratégico que tuvo el General Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor del Ejército Republicano), hasta aquel momento. Queda la reflexión, tal como sucedió en el caso de Sanjurjo, de que hubiera sucedido si Mola no hubiese fallecido en la Brújula, y un enorme (y apartado) conjunto monumental de escalinatas y un túmulo funerario, inaugurado dos años más tarde, justo en el lugar del accidente que, para bien o para mal, cambió la historia de España, hace justamente ochenta años.
Especificaciones Airspeed A.S.6 Envoy:
- Origen: Airspeed Limited.
- Planta motriz: Dos motores radiales de 7 cilindros Armstrong Siddeley Lynx IV-C, refrigerados por aire, de 220 hp al despegue.
- Dimensiones: Envergadura: 15,95 m. Longitud: 10,52 m. Altura: 2,90 m.
- Pesos: Vacío: 1840 kg. Máximo al despegue: 2.645 kg.
- Prestaciones: Velocidad Máxima: 338 km/h a 2.200 metros. Velocidad de crucero: 246 km/h. Techo de servicio: 5.030 m. Alcance: 1.045 km.
- Pasajeros: 6/8
- Tripulación: 1
Bibliografía Consultada:
Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de todo el mundo. Tomo V: Modelos civiles desde 1935 hasta 1960. Madrid: Espasa-Calpe.
Areneros, F (2012). La Muerte del General Mola. En: http://florentinoareneros.blogspot.com.es/2012/07/la-muerte-del-general-mola.html
De la Cierva, R. (2000). Franco. La Historia. Madrid: Editorial Fénix.
De la Cierva, R. (1970). Historia Ilustrada de la Guerra Civil Española. Editorial Danae.
Muñoz Heras, M. (2010). La Aviación 1936-1939. Madrid: Libro Hobby Club.
Vidal, C. (2006). La Guerra que Ganó Franco. Barcelona: Planeta.