Hubo un tiempo en que el mejor avión japonés, el Zero, se enseñoreaba de los cielos del Pacífico. Los ágiles, aerodinámicos y brillantes cazas Mitsubishi A6M y sus competentes y experimentados pilotos eliminaron toda oposición de los cielos y fueron hasta 1943 el mejor argumento con que contaba Japón para aceptar el difícil reto que había planteado el 7 de Diciembre de 1941 en Pearl Harbor. Durante este tiempo, los aviones aliados llevaron en muchas ocasiones las de perder. Aquel estilizado monoplaza nipón, salido de los tableros de diseño del ingeniero Jiro Horikoshi tenía mejores prestaciones que cualquier rival que se le pusiera por delante. Viraba más rápido, era muy veloz y tenía una descomunal autonomía. Los aliados necesitaban saber que escondía aquella magnífica máquina, y para ello debían capturar intacto aquel peligrosísimo avión. Esta es la historia del primero que obtuvieron los aliados: El Zero de Akutan. Continue reading