La película inmortal. La película que en un primer momento supuso todo un alegato patriota, destinada principalmente a la propaganda antinazi como tantas que se realizaron durante la Segunda Guerra Mundial, pero que el tiempo que en otras la convirtieron en añejas reliquias solo aptas para su estudio histórico, a ésta la ha elevado justamente a la categoría de mito. Tantas escenas recordadas hasta la saciedad por los mitómanos: Ilsa tarareando la canción a Sam, los franceses cantando a coro «La Marsellesa», Claude Rains despreciando la botella de Agua de Vichy, pero, sobre todo, la escena final, en la que Bogart despide a una enamorada y resignada Ingrid Bergman mientras junto a su marido se dirigen, en medio de la niebla. a un avión de Air France que los sacará de Casablanca. Un hermoso avión con un pequeño gran papel: el Lockheed 12A Electra Junior. Continue reading