De todos los monstruos que en el cine han sido, ninguno se acerca a la popularidad, atractivo y leyenda de este gigantesco simio encaramado al Empire State Building de Nueva York con su rubia chica en brazos y luego atacado hasta la muerte por un enjambre de aviones militares. King Kong es uno de los iconos más legendarios de la historia del cine y se conocen todos y cada uno de los detalles y trucos de esta innovadora obra de arte, aunque quizá muchos desconocen que el avión protagonista de esta escena memorable del cine era el Curtiss F8C-5/O2C-1 Helldiver.
Un F8C-5 Helldiver de la Armada: Obsérvese el capó anular como diferencia más visible con versiones anteriores.
Ante todo, no confundamos a este avión con el bombardero en picado embarcado Curtiss SB2C Helldiver, utilizado en los dos últimos años de la Guerra en el Pacífico por la Armada de los Estados Unidos. Nuestro Helldiver es un biplano clásico de observación y ataque, construido a finales de los años 20 por la compañía Curtiss Aeroplane and Motor Company para el Ejército norteamericano y la Armada. Un aparato que hereda estructuralmente todas las características básicas del avión de combate de la Primera Guerra Mundial. La versión que aparece en la película es la F8C-5 (posteriormente denominado O2C-1), definida como basada en tierra y diferenciada de la anterior F8C-4 por disponer de capó circular. Contaba además con un motor repotenciado, el Pratt & Whitney R-1340, capaz de dar 450 Hp. Su armamento, dos ametralladoras fijas hacia adelante de 7.62 mm y otras dos Lewis (reconocibles por sus amplios tambores circulares) de mismo calibre y montadas en instalación giratoria. De este modelo en concreto se construyeron, entre 1930 y 1931, 63 unidades. La Armada los mantuvo en servicio hasta 1937. Verdaderamente un avión anodino, pero que tuvo la suerte de participar en esa película mítica que revolucionó, por su estilo y los recursos utilizados, el género de la Ciencia Ficción y el Terror.
Fotograma original de la película (Fuente: impdb.or)
King Kong (M.C. Cooper/Ernest B. Schoedsack, 1933) es la sublimación del género de Ciencia Ficción desarrollado a principios de siglo en la novela de Sir Arthur Conan Doyle El Mundo Perdido, así como las de Edgar Rice Burroughs, creador del personaje de Tarzán. Ambos habían creado un género especial de aventuras, donde los humanos se enfrentaban en lugares remotos con seres prehistóricos. Aunque ya hubiera anteriormente películas mudas similares, la irrupción del sonoro aportó una frescura sin igual a aquella espectacular historia de un mono gigantesco, rescatado de una perdida isla, llena de animales ya extinguidos que es intentado llevar como trofeo a la civilización, con las desastrosas consecuencias que ello conlleva y que bien sabemos. Los efectos especiales creados por Willis O’Brien, haciendo uso de técnicas espectaculares y muy efectistas, aportaron ese monumento sorprendente que es esta película, teniendo en cuenta evidentemente los ochenta años que la contemplan. Tan excepcional es King Kong para el recuerdo de los espectadores, generación tras generación, que forma parte de la lista de los mayores iconos de la historia del cine, acompañando a Charlot, Bogart, Garbo o Marilyn. Ahí es nada…
Curiosamente, uno de sus directores, Merian Caldwell Cooper fue piloto en la Primera Guerra Mundial, así como voluntario en el Ejército Polaco del general Pilsudski en la guerra contra los rusos y posteriormente, con los Tigres Voladores, voluntarios americanos en China para combatir a los japoneses y reclutados por el general Claire Chennault. Con esta vocación aeronáutica no nos extraña que estas famosas escenas aún se mantengan frescas y listas para mantenerse en la memoria popular de todos. Y tampoco extraña que la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos preserve esta película.
En 2005, Peter Jackson, en su remake de aquella famosa historia del mono enamorado de la chica que se sube al Empire, quiso hacer uso de los mismos aviones que aparecieron en la cinta original. Pero ninguno de aquellos biplanos había sobrevivido y hubieron de ser sustituidos por copias exactas, construidas con los planos originales del modelo. La animación digital haría el resto. No había sucedido lo mismo en la versión de 1976 (con una bellísima Jessica Lange por cierto), donde el monstruoso y peludo protagonista decide subirse a las Torres Gemelas y es abatido por helicópteros Bell UH-1 Iroquois. Juzguen la escena y que cada uno elija lo que prefiera. Yo personalmente me quedo con la versión de 1933, tan inocentemente original, tan puramente de ilusión óptica. En cualquier caso no olvidemos lo que el protagonista dice tras la muerte de Kong: «no han sido los aviones. Fue la bella quien mató a la bestia»…
Especificaciones Curtiss F8C-5/O2C-1 Helldiver:
- Origen: Curtiss Aeroplane and Motor Company.
- Planta motriz: Un motor radial de 9 cilindros en estrella Pratt & Whitney R-1340 refrigerado por aire, de 450 hp al despegue.
- Dimensiones: Envergadura: 9,75 m. Longitud: 7,8 m. Altura: 3,12 m
- Pesos: Vacío: 1.140 kg. Máximo al despegue: 1.716 kg
- Prestaciones: Velocidad Máxima: 237 km/h. Velocidad de Crucero: 315 km/h. Régimen de Ascenso: 314 m/min. Techo de servicio: 6.035 m. Alcance Máximo: 5.040 km
- Armamento: Dos ametralladoras Browning M1919 calibre 7.62 mm de tiro frontal y dos ametralladoras Lewis de calibre 7.62 mm en montaje giratorio accionado por el artillero/observador. Carga de bombas máxima de 90 kg.
- Tripulación: 2
Bibliografía consultada:
Moix, T. (1996). La gran Historia del cine (3 vols.). Tomo II. Madrid: Prensa Española.
VV.AA (1992). Crónica de la Aviación. Barcelona: Plaza & Janés
