Quizá sea esta una de las películas románticas donde se realice una descripción mas objetivamente terrible del amor: El amor que lo abrasa todo. La lealtad, los principios y el propio ser. Aunque al menos, como esperanza y como redención, se le contrapone otro amor: el de la amistad sincera y el perdón verdadero. El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996) es en cualquier caso una hermosísima película, llena de flashbacks sabiamente llevados y cuajada de escenas y diálogos míticos. Y, como no podría ser de otra manera, un hermoso avión protagoniza escenas determinantes en el devenir de esta oscarizada cinta: se trata del De Havilland Tiger Moth.