Jacqueline Cochran. Otra mujer de personalidad arrebatadora e indestructible, capaz de hacer lo que se propusiera. Una mujer hecha a sí misma, otro ejemplo de validez del sueño americano de conseguir lo que se propone. Doblemente difícil por conseguirlo en la época en lo que lo hizo y en un mundo donde, aeronáutica y feminidad no estaban, digámoslo así, bien avenidos. Por eso, que llegara a ser la primera mujer en superar la barrera del sonido, quizá fuera lo menos complicado…
Difusos son sus orígenes, aunque parece más esclarecido que nació en 1906 como Bessie Lee Pittman en Muscogee (Florida), en el seno de una familia pobre. Decidida a mejorar su existencia, procuró aprender todo lo que pudo de los libros y de la vida, trabajando en varios salones de belleza hasta obtener un empleo en la mejor peluquería de la Quinta Avenida de Nueva York. Ya había conseguido una vida acomodada y un cierto reconocimiento social. Pero a Cochran todo esto se le quedaba corto. Tras establecerse como representante de productos de belleza, decidió que el avión le ayudaría a moverse con mayor agilidad en su nuevo trabajo y en 1932 aprendió a pilotar. Aconsejada (y financiada) por el prestigioso abogado Floyd Bostwick Odlum (que tras divorciarse de su esposa terminaría casándose con ella en 1936) desarrolló una lucrativa empresa de cosmética que le permitió centrarse en lo que más le gustaba: volar. Participó en la famosa MacRobertson Race entre Londres y Melbourne, pilotando un Gee Bee Q.E.D. (retirada por problemas mecánicos) y en la Bendix Race transcontinental entre Los Ángeles y Cleveland (que terminó ganando en 1938 a los mandos de un Seversky AP-7, versión racer del caza P-35, siendo la única mujer participante en la competición). Verdaderamente la chica tenía dotes y sobre todo demostraba que era capaz de sacarle la quintaesencia a cualquier avión: con más trofeos en su poder y récords de altitud, distancia y velocidad.
La Segunda Guerra Mundial iba a marcar nuevos hitos en los retos personales de Jackie Cochran. Deseando contribuir al esfuerzo de guerra estadounidense y venciendo las reticencias de quienes pensaban que las cabinas de los aviones no eran cosa de chicas (una cosa era verlas participar en competiciones civiles y otra bien distinta consentir que volaran en igualdad de condiciones aviones de combate), solicitó a Eleanor Roosevelt su intervención ante el presidente para la creación de una unidad de mujeres aviadoras que realizaran labores de transporte o evacuación (verlas en primera línea de fuego estaba reservado en aquella época a sociedades comunistas, pero algo era), al estilo del Air Transport Auxiliary (ATA) de los británicos. Y así se consiguió. Cincuenta aviadoras pasaron a volar a prueba para el Air Corps Ferrying Command (para trasladar aviones de uno al otro lado del Atlántico) y las 25 mejores incluso fueron a Gran Bretaña y durante 18 meses volaron para dicho cuerpo británico. De vuelta a los Estados Unidos, ya metidos en el conflicto, formó, tras diferentes reestructuraciones y fusiones, junto a Nancy Harkness Love (rival en esto de las preeminencias y los estrellatos) el llamado, desde agosto de 1943, Women Airforce Service Pilots (WASP) como parte del Air Transport Command (ATC).
Las WASP instruidas por Cochran cumplieron satisfactoriamente su papel, formando aviadoras, transportando aviones de todo tipo e incluso evaluándolos, y ello a pesar del rechazo machista de muchos de sus compañeros. Cuando acabó el programa en diciembre de 1944 y muchos aviadores regresaron a los Estados Unidos, las WASP habían volado 77 tipos de aviones, realizando 12.650 transportes y recorriendo 15 millones de kilómetros.
Pero Cochran quería volar más rápido y lo mejor posible. Disponía del respaldo económico de su marido, de su exitosa trayectoria empresarial en el mundo de la cosmética que le proporcionaba pingües beneficios (Cosmetics Jacqueline Cochran Inc.), de sus magníficas e influyentes relaciones y sobre todo, todo hay que decirlo, de una ambición sin rival. Así que pudo pilotar el mejor avión de pistones de la Segunda Guerra Mundial, el estilizado, elegante y potente North American P-51 Mustang para alcanzar con él los 755 km/h y romper once récords entre 1947 y 1951. Y la posición de Floyd Odlum como accionista de la Canadair Ltd., que fabricaba el caza North American F-86E Sabre bajo licencia, le permitió ser nombrada piloto-consejera de la firma y ponerse a los mandos de uno (un prototipo Mk.3 con motor canadiense Orenda 3) y así, con la asistencia técnica del ya famoso Chuck Yeager, convertirse en la primera mujer en superar la barrera del sonido el 19 de mayo de 1953 (alcanzando los 1.049 km/h). Con este avión rompería otros seis récords (compitiendo con otra chica de las de rompe y rasga, la francesa Jacqueline Auriol), al que seguiría un Northrop T-38 Talon.
No pesaban los años en ella, y aún tenía prevista, tras unos escarceos con la política al presentarse como candidata al senado por el Partido Republicano y que supusieron uno de los escasos fracasos de su vida, una última traca: el 28 de mayo de 1964, con 57 años a sus espaldas, pilotando el delicado y poderoso Lockheed F-104 Starfighter, batió el récord de velocidad pura, parando el anemómetro en 2.095 km/h.
Falleció en su rancho de California (¿hay otro símbolo mejor para un americano de la feliz retirada tras cumplir todos los objetivos vitales que un rancho?), el 8 de agosto de 1980, consciente de ser una de las mejores pilotos de la historia. Quizá no tuviera el glamour de Amelia Earhart, posiblemente porque no murió joven y en extrañas circunstancias (cosas morbosas que tiene la opinión pública), pero hizo mucho por reivindicar los derechos de la mujer en un campo tan difícil como el de la aviación y demostró que con ambición, inteligencia y constancia, pocas cosas están vedadas, ni siquiera en el aire…
Especificaciones Canadair CL-13 (Sabre Mk.3)
- Origen: Canadair Ltd. (Licencia North American Aviation, Inc.)
- Planta motriz: Un turborreactor con compresor de flujo axial Avro Orenda 3 de 2.721 kg de empuje unitario.
- Dimensiones: Envergadura: 11,32 m. Longitud: 11,43 m. Altura: 4,49 m.
- Pesos: Vacío: 4.816 kg. Máximo al despegue: 7.965 kg.
- Prestaciones: Velocidad máxima: 1.086 km/h. Velocidad de trepada: 45,7 m/s. Techo de servicio: 14.720 m. Alcance: 2.044 km.
- Armamento: Seis ametralladoras Browning M2 de calibre 12.7 mm en el morro. Diferentes opciones de carga bélica hasta un máximo de 907 kg.
- Tripulación: 1
Bibliografía consultada:
VV.AA (1992). Crónica de la aviación. Barcelona: Plaza & Janés.
Mack, B. (2009). Ellas conquistaron el cielo. Barcelona: Blume.
Angelucci, E.; Matricardi, P. (1979). Aviones de todo el mundo. Tomo V: Modelos civiles desde 1935 a 1960. Madrid: Espasa-Calpe.
Angelucci, E.; Matricardi, P. (1980). Aviones de todo el mundo. Tomo VI: Modelos militares desde 1945 a 1960. Madrid: Espasa-Calpe.