10 de enero de 1940. Soldados de un puesto fronterizo, situado cerca de la ciudad belga de Mechelen-sur-Meuse (Mechelen-aan-de-Maas en holandés), junto al río Mosa, acuden a inspeccionar un pequeño avión que al parecer ha caído en un campo próximo. Se trata de un Messerschmitt Bf 108 Taifun de enlace, del que han descendido dos militares alemanes y que, ante los sorprendidos ojos de un campesino que ha acudido a ayudarles, están procediendo desesperadamente a quemar unos documentos que parecen de contenido especialmente importante…
Así comienza el que se denominó como Incidente Mechelen y que, según algunos historiadores, fue un regalo desaprovechado del destino que, de haber sido bien empleado, pudo haber cambiado el curso de la Batalla de Francia y en consecuencia, el de los acontecimientos en el Frente Occidental.