El regalo de Arnim Faber a los aliados: la captura del primer caza Focke Wulf Fw 190

El Fw 190A-3 de Farber, tras haber recibido una capa de camuflaje y tapadas todas las cruces, estacionado en un aerófdromo para iniciar uno de sus muchos vuelos de prueba. El número de serie emitido por la Luftwaffe (Werk-Nummer (5)313) ha sido borrado y sustituido por el número de la RAF MP499.

El Fw 190A-3 de Farber, tras haber recibido una capa de camuflaje y tapadas todas las cruces, estacionado en el aeródromo de Farnborough para iniciar uno de sus muchos vuelos de prueba. El número de serie emitido por la Luftwaffe (Werk-Nummer 313) ha sido borrado y sustituido por el número de la RAF MP499.

23 de junio de 1942. Uno de los magníficos nuevos cazas en uso por parte de la Luftwaffe, el ágil Focke-Wulf Fw 190A, regresa de una misión de combate sobre los cielos de Bretaña, enfrentándose a varios Supermarine Spitfire Mk.V de la RAF. Corto de combustible, su piloto, el Oberleutnant  (Teniente Primero) Arnim Faber, se dispone a regresar a su base de partida, pero no es capaz de localizarla y decide tomar tierra en el primer aeródromo que encuentre. Cuando ve uno, decide efectuar un orgulloso medio tonel mientras baja el tren de aterrizaje y extiende los flaps. Alinea su pequeño Würger (Alcaudón) y toma tierra sin problemas.

Pero al cortar el encendido de su potente motor BMW se da cuenta de que algo no va bien. El personal de tierra de aquel aeródromo no viste como debiera. ¡es personal de la RAF! ¡Acaba de aterrizar en una base enemiga! ¿Como ha sido posible?
Así sucedió una de las mejores, y más sencillas, capturas de un equipo militar por parte del enemigo durante la segunda Guerra Mundial. Uno de los mejores aviones de combate alemanes había caído en manos aliadas, por un error de un piloto alemán. Esta es la historia…

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Heinkel He 100: El avión que Hitler regaló a Stalin

Fotografías como ésta, mostrando a He 100D preparándose para el despegue, fueron remitidas en 1940 por el Ministerio de Propaganda alemán, para hacer creer a los aliados de que existían unidades de caza nocturna compuestas por cazas denominados "He 113". Las marcas de unidad son igualmente falsas. (http://www.luftarchiv.de).

Fotografías como ésta, mostrando a aviones He 100D preparándose para el despegue, fueron remitidas en 1940 por el Ministerio de Propaganda alemán, para hacer creer a los aliados de que existían unidades de caza nocturna compuestas por cazas denominados «He 113». Las marcas de unidad son igualmente falsas. (http://www.luftarchiv.de).

Es algo muy real el hecho de que la política crea extraños compañeros de cama, un hecho cierto y fácilmente demostrable, sea la época que sea. Actualmente lo estamos padeciendo demasiado a menudo, y verdaderamente da mucho que pensar sobre la utilidad de ciertas cosas (como probablemente nuestro voto); básicamente, podemos hacernos a la idea de si los ciudadanos somos simples peones de un juego de mesa en el que se dirimen cuitas personales entre la frivolidad del auditorio y sin valorar sus consecuencias. Mirando hacia atrás, parece que no hemos aprendido nada de nada. Pero en fin, posiblemente esas consecuencias las tengan que pagar los que vengan detrás…

Y aunque estas cosas son comunes en los sistemas democráticos, de palabra o de facto, si los protagonistas son dos estados totalitarios, las propias condiciones de los mismos hacen que sea más difícil encontrar un ejemplo. Probablemente el más extraño y antinatural fue el Tratado de No Agresión Mutua que firmaron la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin, en Moscú, el 23 de agosto de 1939. Un pacto, también llamado Pacto Ribbentrop-Mólotov por los dos ministros de Asuntos Exteriores que lo firmaron, y que dejó estupefactas a todas las esferas políticas de mundo.
Y no solo a esas esferas. Porque, a raíz de aquel antinatural tratado, los jerarcas nazis permitieron a los técnicos soviéticos conocer sus más soberbios proyectos tecnológicos. Quizá uno de los más sorprendentes casos de esta incomprensible estrategia de transferencia tecnológica es la que afectó al desarrollo de uno de los más prometedores, soberbios, y a la vez desconocidos proyectos aeronáuticos alemanes: el del caza de alta velocidad Heinkel He 100.

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«Tokyo Rose»: La primera incursión de una Superfortaleza sobre Tokio

Steakley (primero empezando por la derecha) y su tripulación, posan ante el F-13 "Tokyo Rose" en esta fotografía publicitaria para la prensa, ya de regreso en Estados Unidos

Steakley (primero empezando por la derecha) y su tripulación, posan ante el F-13 «Tokyo Rose» en esta fotografía publicitaria para la prensa, ya de regreso en Estados Unidos.

El 1 de noviembre de 1944, los habitantes de Tokio oyeron sonidos de motores aeronáuticos y miraron al cielo. Realmente quedaron muy conmocionados cuando comprobaron que se trataba de una avión norteamericano. Ya quedaba muy lejos aquel raid de 1942, cuando Doolittle atacó la ciudad por sorpresa. Las baterías antiaéreas empezaron a disparar y los aviones interceptores despegaron. El plateado avión, que parecía gigantesco, dio varios círculos durante una media hora sobre la capital y terminó desapareciendo. Los civiles tokiotas celebraron aliviados que aquel enorme cuatrimotor no hubiera lanzado nada, pero sintieron aquella visita como un mal presagio. No era para menos. Aquel avión, bautizado como Tokio Rose, era una versión de reconocimiento que llevaría a los Servicios de Inteligencia Aliados toda la información posible para iniciar una gigantesca campaña de bombardeo contra el Archipiélago Japonés… Continue reading

Aviones de corazón débil: Avro 679 Manchester vs. Heinkel He 177 «Greif»

Son muchísimos los casos a lo largo de la Historia de la Aviación en los que un buen diseño aeronáutico se ve empañado por factores técnicos que lo acompañan: Una mala concepción de la especificación que justifica su fabricación, una decisión política incorrecta o, simplemente, que técnicamente en ese momento ese diseño no está aún preparado para cumplir con garantías su cometido. Como veremos, esta circunstancia no es patrimonio de ninguna fuerza aérea, pero la diferencia está en ser capaz o no de rectificar a tiempo.

Heinkel He 177

Heinkel He 177A-5 del II/KG 40 preparándose para una misión desde su base francesa de Merignac. Obsérvese el giro contrarrotante de ambas hélices (Bundesarchiv).

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Corazón español: los motores Hispano Suiza de aviación en la Primera Guerra Mundial

El mítico as francés Georges Guynemer fue uno de los primeros pilotos que operó el caza SPAD S.VII. En sus manos, se convirtió en un arma temible, en parte gracias a su propulsor Hispano Suiza (fuente: www.ville-dunkerque.fr)

El mítico as francés Georges Guynemer fue uno de los primeros pilotos que operó el caza SPAD S.VII. En sus manos, se convirtió en un arma temible, en gran parte gracias a su propulsor Hispano Suiza (www.ville-dunkerque.fr)

No somos los españoles, con gloriosas excepciones, muy dados a recordar con orgullo nuestros momentos de éxito colectivo (no valen los Títulos de fútbol y baloncesto, Copas Davis y Mundiales de Motociclismo). Desgraciadamente, puede que sea porque se nos ha vendido un pasado histórico de más sombras que luces, muchas veces a causa de la propaganda antiespañola, que nos ha bombardeado con todo un rosario de tópicos. Lo peor es que la mayoría de las veces pocas voces españolas han salido para contrarrestar con hechos esa información. Como si tuviéramos que pedir perdón por haber sido una nación poderosa, llena de hitos gloriosos y argumentos para ser considerada uno de los puntales de la cultura y la ciencia universales. En parte es algo que va arraigado en lo hispano: el no tener punto intermedio. De la cima a la sima en un solo paso…

Creo que en el campo de la tecnología eso se hace aún más patente. Imaginamos a una España de hace cien años incapaz de crear, de idear y de exportar tecnología, mientras las potencias europeas avanzaban a toda velocidad hacia el progreso. Ciertamente, nuestro país siempre ha estado lleno de luces y sombras, quien lo va a negar. Pero también hay que valorar con mucho nuestras aportaciones, que son mucho más importantes de lo que la gente cree. Humildemente vamos a recordar en estas líneas una de ellas, ni más ni menos que el centenario del primer vuelo de uno de los mejores motores (si no el mejor) que llevó la aviación militar aliada durante la Primera Guerra Mundial: el Hispano Suiza V8. Continue reading

Bombardeo de Tokio: Setenta años después

Terrorífica imagen de la ciudad de Tokio, arrasada por las bombas incendiarias tras el bombardeo del 9 al 10 de marzo de 1945.

Terrorífica imagen de la ciudad de Tokio, arrasada por las bombas incendiarias tras el bombardeo del 9 al 10 de marzo de 1945.

Estos pasados días, en la noche del 9 al 10 de marzo, se cumplieron setenta años del Holocausto de Tokio, uno de los bombardeos más destructivos de la historia. Cuando recordamos los bombardeos sobre el Japón, no tenemos mucha dificultad para fijar nuestra mirada en los iconos de los lanzamientos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo, si aquellas dos bombas nucleares arrasaron en segundos esas dos ciudades, para apuntarlas en la negra lista de las mártires de la barbarie humana, no podemos pensar que el esfuerzo bélico contra el Japón se había limitado a eso. Aquellos dos lanzamientos simplemente supusieron el punto y final de un conflicto que no se sabía hasta entonces cómo y cuándo acabaría y en el que los Estados Unidos avisaron a los nipones de que solo quedaba una u otra opción: la rendición o las cenizas. Pero todo aquello comenzó antes, en el momento en que los B-29 empezaron a atacar ciudades enteras, pero no utilizando bombas convencionales, sino artefactos incendiarios. Tokio fue la primera de las ciudades en sufrirlo, un 10 de marzo de 1945. Continue reading